Inmersos en esa rueda liguera que no para, el Deportivo ya vela armas para la segunda jornada, uno de esos regalitos de viernes noche que depara el fútbol profesional. El destino es Huesca, una decepción para los seguidores que hacían cábalas con el único destino que el calendario podía deparar en agosto. Había opciones mejores para ir a darse una vuelta. A veces la vida te obliga a comulgar con ruedas de molino. Le ocurre a los aficionados, lo sufren también los entrenadores, que se ponen en primera línea de fuego mientras sus plantillas están a medio construir y tienen que ir integrando futbolistas y despidiendo a otros al tiempo que diseñan planes de partido. Por el camino se les exige ganar, claro. 

Así que en este universo vivo y voluble que es el fútbol, la puerta de desembarque se abrió anoche en Alvedro para Rafael Obrador, que como es mallorquín de Campos lo más normal es que en casa (e incluso en su DNI) le llamen Rafel. El chico llega para reforzar el lateral izquierdo, un puesto que le ha dado al Deportivo no pocos quebraderos de cabeza en los últimos años y en el que curiosamente formó a un futbolista de postín, Álvaro Fernández Carreras estandarte de la generación del 2003, aquella que casi de manera colectiva fue subiendo escalones desde el primer benjamín del club hasta el fútbol profesional. Ahí está Dani Barcia como único representante de lo que pudo haber sido y no fue. Mientras tanto llega, todo apunta a que bajo un contrato de cesión, un futbolista del 2004 nacido en el otro extremo del país. Toda la suerte para él.