El comienzo de liga es especialmente importante para un equipo recién ascendido. La inercia de los buenos resultados y el ascenso conseguido meses antes puede ser el germen de un inicio positivo que inyecte confianza y dé confianza para afrontar el resto de competición y los malos momentos, que generalmente llegarán. En cambio, el cambio de categoría, que viene acompañado de un aumento de nivel y competitividad, puede provocar un arranque nefasto que obligue a remar a contracorriente durante toda la temporada.
La UD Ourense es claramente de los primeros. El club fundado en 2014 ha protagonizado los dos mejores inicios de recién ascendidos en el último lustro en Tercera División. La actual UDO cuenta con ocho puntos y una diferencia de goles de +2 tras cuatro jornadas, justamente los mismos registros que logró en su temporada de debut en la máxima categoría autonómica en la 2018/19.
De hecho, ningún otro recién ascendido ha alcanzado la cifra de ocho puntos tras cuatro jornadas en los últimos cinco años. Curiosamente, el anterior club que logró tal cifra después del ascenso de Preferente fue, en la 2017/18, el Ourense CF, vecino y rival de la UD Ourense.
Atlético Arteixo y Paiosaco, los dos equipos procedentes del Grupo Norte de Preferente Autonómica, transitan la mitad baja de esta clasificación de los mejores inicios de recién ascendidos en el último lustro.
El conjunto dirigido por Juan Riveiro suma cuatro puntos y, con una diferencia de goles de -2, ocupa el décimo tercer puesto de una lista que llega hasta los 21 equipos.
Por su parte, el Paiosaco actual está situado en el puesto décimo sexto, ya que cuenta con únicamente tres puntos y un balance goleador de -4.
El conjunto de A Porta Santa había iniciado mejor la temporada 2018/19 después de su anterior ascenso a Tercera, cuando sumó seis puntos en las cuatro primeras jornadas.
Si la UD Ourense es la cara de la moneda, la cruz es el Polvorín, que en la campaña 2018/19 no logró puntuar en ninguno de los cuatro primeros compromisos.
No obstante, esta estadística tiene cierto truco, ya que el filial del CD Lugo tuvo que verse obligado a disputar las cuatro primeras jornadas como visitante por la realización de obras en su terreno de juego.
Además, ese Polvorín finalizó la temporada logrando la permanencia con cierta solvencia anclado en la mitad de la clasificación tras una gran segunda vuelta.