Murilo Jul (São Paulo, Brasil, 2007) es un buen ejemplo de que Óscar Cano, exentrenador del Deportivo, no se equivocaba cuando dijo a sus jugadores del Castellón que “los trenes no pasan una vez en la vida, sino cada cuarto de hora”. Llegó al Ural en verano y solo disputó 73 minutos con el Juvenil A en Liga Nacional. No parecía el currículum más brillante para pensar en jugar en el primer equipo, pero una lesión le abrió una puerta que posteriormente ha derribado, con dos goles —tres, según sus palabras— en cuatro partidos, el último en una importante victoria ante el Sporting Meicende.
Lleva desde los ocho meses viviendo en España, pero por sus venas corre sangre brasileña. “En casa aún se mantienen las costumbres, en cuanto al idioma o las comidas”, reconoce Murilo, que se define como un delantero “rápido y con capacidad para el desmarque y los regates, por lo que también puedo jugar por alguna de las bandas, pero de cara a puerta me gusta buscar la opción más sencilla para hacer gol”. También hace de su estatura una virtud. “La aprovecho para los duelos aéreos”, explica.
“En los disparos a puerta busco la opción más sencilla para hacer gol”
Reconoce que no estaba contento con las oportunidades que estaba teniendo en Liga Nacional. Una categoría competitiva, con rivales de toda Galicia, pero con chicos de su edad, algo que obviamente no sucede en Primera Futgal, donde la experiencia es un grado. Pese a ello, optaron por esa solución, pasaría a formar parte del primer equipo. "Fue para buscar más minutos y seguir siendo feliz jugando al fútbol. Me lo propuso el coordinador porque coincidió con la lesión de un delantero”, detalla.
Por ello, el 22 de diciembre del pasado año llegó su primera oportunidad. Disputó los 90 minutos ante el Marte, en un partido que terminó 0-0. “El entrenador me pidió que no apareciese mucho por dentro y que estirase al equipo para que los mediocentros pudieran aprovechar ese espacio”, narra un Murilo que niega haber estado especialmente nervioso en ese partido.
Unos días después, ante el Perlío, disfrutó de una nueva titularidad. El partido volvió a terminar en empate (2-2) y el delantero siente que hizo su primer gol. “Lo apuntaron en propia puerta porque el central la intentó despejar antes de que entrase”. Fuera o no entre los tres palos su disparo, comenzaba a aportar.
Cuando sí le contó fue ante el Torre, en un 3-4 con el que el Ural inició bien el año. “Sentí alegría por ayudar al equipo en un momento tan complicado”, describe. “Para mí la clave para ganar ese partido fue la calma que mantuvimos pese a que nos pitaron tres penaltis en contra, así como la concentración de los últimos minutos para no conceder otro gol”, añade sobre un partido que bien pudo suponer un punto de inflexión en la temporada.
Murilo no pudo estar en la siguiente jornada ante el Relámpago —derrota por la mínima—, pero reapareció ante el Sporting Meicende, en un duelo a priori complicado, frente al quinto clasificado y uno de los candidatos a ascender a Preferente. “De lo que llevo, fue el rival más complicado por su capacidad para mantener la posesión y generar muchas ocasiones”, argumenta.
Hizo el primer gol en el minuto 69 y Hugo Varela sentenció en el tramo final. "Adri Bocija conducía el balón sin presión y leyó mi desmarque desplazando un balón largo hacia la espalda de los centrales. Le salió un poco escorado, por lo que tuve complicaciones para ganarlo y que no saliera por banda, pero conseguí meterla dentro del campo y conduje el balon directamente hacia al área buscando al otro central, al cual le hice un regate pisando el balón, y definí abajo al palo cruzado”, describe.
Tras esa victoria, han salido por fin de los puestos de descenso. “Venimos en una dinámica muy buena, trabajando cada semana para superar al rival los domingos, por lo que no pienso en otra opción que no sea puntuar en cada partido que juego”, asevera.
El Miño fue su primer equipo antes de una primera etapa en el Ural, pero Deportivo y Victoria completan su ficha de criterio. Guarda un grato recuerdo de ambas etapas, que no estuvieron exentas de momentos de dificultad.
“Fueron cinco años en los que pude ganar mucha experiencia a nivel futbolístico y personal. Me quedo con los torneos y momentos inolvidables con mis compañeros. El final fue más duro, porque tuve dos lesiones seguidas que no me dejaron jugar durante seis meses”, comenta sobre su paso por el Dépor.
“Y en el Victoria gran parte de los compañeros eran verdaderos amigos tanto dentro como fuera del campo. Comenzamos con muy buen pie, pero desde la salida de uno de los entrenadores por enfermedad, la situación del equipo empeoró”, rememora.
“Me gustaría llegar hasta donde me permitan el fútbol y las lesiones”
Todavía es muy joven y no se quiere poner un techo, ni que algo externo se lo marque. “Me gustaría llegar hasta donde me lo permitan el propio fútbol y las lesiones”, comenta.
Para ello, es consciente de una virtud y algo que debe trabajar en los entrenamientos. “Creo que trabajo bien en mí mismo y que debo mejorar el tiro con la pierna izquierda”. Está a tiempo.