Si hay un jugador del Olímpico que se merezca lo que está viviendo el club esta temporada, ese es Adrián Ramallo ‘Maka’. Capitán, delantero y pichichi del equipo en este curso anotó el gol de la clasificación para la final de la Copa de A Coruña, el 3-1 ante el Montañeros.
El Olímpico lo tenía muy cuesta arriba con el 1-0 de la ida pero todo pareció darse de cara.
Después del partido de ida, en el que les competimos de tú a tú, fallando alguna ocasión clara, como también fallaron ellos, pensábamos que lo podíamos conseguir. Teníamos dos finales: la de la fase de ascenso contra el Lalín. A la de la fase llegamos muy cansados, pero en esta sabíamos que no podíamos fallar y salimos con el cuchillo entre los dientes.
¿Fue justa la clasificación del Olímpico para la final?
Creo que tuvimos más fe que ellos. Desde mi punto de vista, nosotros tuvimos las ideas claras desde el principio. Sabíamos que haciendo un partido con presión alta y saliendo fuertes, ellos podían fallar y eso fue lo que pasó.
Maka fue el autor del 3-1, el gol de la clasificación para la final. ¿A quién se lo dedicó?
Esta semana ingreso mi madre en el hospital muy malita. Ya está mucho mejor pero el susto fue grande. Se lo dedico en gran parte a ella, a mi hermanas, que siempre están ahí, a mi mujer, a mi hijo y, sobre todo, a mi padre que falleció hace unos años y en la última final que jugó el Olímpico en Riazor estábamos allí. Recuerdo que le dije que yo quería jugar una final como esa.
¿Qué recuerdos tiene de la celebración de su gol?
La verdad es que no muchos. Recuerdo dedicarle el gol a mi padre, como siempre, y señalar el 21, que es el número de mi madre. El resto, lo que salió en el momento.
¿Cómo lo festejo el Olímpico al acabar el partido?
Imagínate, como locos. Primero en el propio campo, después fuimos para el vestuario y del vestuario sin ducharnos para la taberna. Algunos tardaron más que otros en irse para casa (ríe), pero yo estuve un poquito y me marché, que al día siguiente había que trabajar.
El domingo, el equipo quedó eliminado de la fase de ascenso ante un Lalín con jugadores de Tercera. Tres días después, clasificación para la final de Copa. ¿Se merecía una alegría así el Olímpico?
Como decía antes, llegamos muy cansados al partido contra el Lalín. Competimos muy bien 75 minutos y, cuando peor estábamos, Alexis hizo lo que mejor sabe hacer: magia. Pensábamos que podíamos llegar a los penaltis pero no fue posible. A partir de ahí nos jugamos y hablamos antes del partido. Dijimos que esto no lo podíamos fallar por nosotros y, sobre todo, por la gente que nos apoyó durante toda la temporada.
Segundo puesto en liga y finalistas de Copa. ¿Temporada para enmarcar?
La temporada es para enmarcar de todas maneras. Somos un equipo grande pero humilde. Nunca nos ponen de objetivo ascender, ni mucho menos. Los jugadores no cobran un duro y es de valorar lo que hace el club. De ahí que la temporada sea muy buena. No quita que puede ser mucho mejor ganando la final.
22 goles en liga en 28 partidos. ¿Está viviendo Maka su segunda juventud?
Sí, me encuentro bien y me entiendo muy bien con mis compañeros. No sé si es una segunda juventud pero con compañeros como los que tengo es mucho fácil.
¿Se le ha pasado por la cabeza cómo puede ser la final?
La verdad es que no mucho. Sólo que será un partido difícil contra un muy buen equipo. La tenemos que disfrutar y salir a tope.
¿Le decepcionaría que no pudiese ser en Riazor o prefiere ganarla sea cual sea la sede?
Mentiría si digo que no me decepcionaría no jugar en Riazor, pero ahora mismo lo único en lo que pienso es que estamos en la final de Copa y es lo único con lo que me quedó. El resto, dios dirá.
El Olímpico se cargó a todo un equipo de Preferente a pesar de la importante lista de bajas.
Este año fue muy complicado ya que tuvimos muchos compañeros que se lesionaron de gravedad como fueron Bruno, que rompió el cruzado, Moisés, que rompió el abductor y ahora también se esguinzó el menisco Alexis. Otero, a falta de pruebas, también podría tener el cruzado roto. Esto va por ellos.