Recalca que los empates no se celebran, pero no todos los días se consigue uno contra una potencia mundial del fútbol femenino como Estados Unidos y mucho menos en territorio comanche. Beni Rubido Vidal (A Coruña, 1992), deportivista confeso, es el entrenador de Costa Rica, la selección que consiguió el 0-0 en Washington ante una de las grandes candidatas al oro olímpico en París. Desde el año 2000 ambas selecciones se habían enfrentado en 17 ocasiones y las norteamericanas habían ganado en todas. No celebraron la igualada, explica Rubido, pero sí “la buena cultura de equipo, el esfuerzo y las ganas de mejorar”.
¿Cómo ha llegado un coruñés de 31 años a ser seleccionador de Costa Rica?
La versión corta es que tuve la oportunidad de haber sido seleccionador, previamente, en República Dominicana. Llevaba cuatro años trabajando para FIFA y me destinaron para llevar a cabo un programa de alto rendimiento para jóvenes talentos en Costa Rica. Trabajé con la Federación durante algunos meses y el hecho de que Claudio Vivas me pudiera ver entrenar le hizo animarse a darme la oportunidad. Estoy muy agradecido y contento porque no siempre uno tiene la oportunidad de estar en un banquillo a raíz de que le vean trabajar. Que la oportunidad haya llegado de esta manera me hace sentir especialmente satisfecho.
¿Con qué objetivos se hizo cargo de la selección costarricense?
Lo que se pedí era, después de un año en el que el equipo no había conseguido ganar ningún partido por diferentes razones, que llevásemos a cabo un cambio generacional dando espacio a las jugadoras más jóvenes y, en ese proceso, que le diésemos competitividad al equipo ante grandes potencias. Era algo que lamentablemente se había perdido después de un Mundial en el que Costa Rica se había enfrentado a España, Japón y Zambia con tres derrotas.
¿En qué aspectos se diferencia el fútbol en Costa Rica respecto al español?
Hay un detalle curioso. Costa Rica y España debutan en 2015 en un Mundial con empate a un gol y una década después España es la vigente campeona del mundo y Costa Rica está en un proceso en el que tiene que recuperar su nivel. El fútbol español ha evolucionado mucho con un desarrollo tremendo por parte de las entrenadoras y de los entrenadores en variantes y planteamientos. El juego posicional y el nivel técnico cobran mucha importancia en el fútbol español. En esta zona del mundo hay muchos tipos de fútbol. El del Caribe, con Jamaica y Haití, destaca por ser muy físico y como no tengas un bloque muy junto te van a hacer daño. El de Centroamérica es más lento, de mucha falta y agresividad en el que los equipos son muy presionantes. El norteamericano es el que más se ha modernizado porque es físico y técnico al más alto nivel y cuando juegas contra esos equipos sientes que tienes enfrente a los mejores del mundo porque dominan las cuatro fases del juego. Es muy estimulante como entrenador poder disfrutar de todos estos tipos de escenarios.
¿Cómo aterriza Beni Rubido en el fútbol femenino?
Como casi todo entrenador, empecé en el fútbol base. A partir de ahí, un compañero me llama para ser su asistente en el Madrid CFF, que ahora está en Primera. Paso a la Federación de Madrid, donde soy seleccionador regional y ganamos el Campeonato de España y regreso al fútbol masculino para trabajar en el Racing de Ferrol. Después apareció la oportunidad de República Dominicana. El fútbol masculino y el femenino siempre se han ido alternando en mi carrera, pero en el femenino se han dado los equipos que me han permitido seguir creciendo. Necesitamos gente que esté comprometida con el fútbol femenino para seguir desarrollando la igualdad de oportunidades en todo el mundo.
¿Es un entrenador con un modelo de juego definido?
Tengo mis gustos y mis influencias, sobre todo por parte de Arsenio Iglesias. El concepto de orden y talento es algo que me obsesiona porque lo tengo siempre presente en mi mente. Me gusta que mis equipos sean competitivos. El reglamento nos dice que con 0-0 nos dan un punto y partimos siempre desde ahí, pero siendo siempre conscientes de que todo necesita mucho trabajo. Me adapto a las jugadoras que tengo y aprendo de lo que me aportan las futbolistas.
La selección 44 del mundo le ha empatado a la número cinco. ¿Cómo traduce ese resultado Beni Rubido?
Es un indicador de que el fútbol femenino de alto nivel está cada vez más igualado y que no tiene nada que ver con lo que era hace 15 años. Por nuestra parte, el relevo generacional que estamos llevando a cabo está dando sus frutos. Es un hito histórico para la selección, pero no es nada casual porque hace poquito también empatamos contra Canadá, que era la número diez del mundo, en la Copa Oro. Es sinónimo de que vamos por el buen camino.
Aunque se tratase de un partido amistoso era un buen escenario para mostrar el nivel del equipo y el del entrenador.
Espero que un empate no sea mi mayor logro. Era una oportunidad de mostrarnos como un equipo competitivo y de mostrar a las jugadoras que todo lo que estaban sufriendo en el día a día de los entrenamientos iba a tener sus frutos. Refuerza mucho el trabajo desde que estamos en esta selección, pero como logro me quedo más bien con llegar a unos cuartos de final de la Copa Oro.
¿Se sufre o se disfruta en el banquillo ante toda una potencia como Estados Unidos?
Hace tiempo me dijeron una palabra que define muy bien la vivencia de un entrenador en el banquillo y es que se ‘dis-sufre’. Uno no lo pasa bien porque son momentos de mucha tensión y pone todo dentro del campo pero, al mismo tiempo, es adicto a esa sensación y no puede vivir sin ella. Lo disfrutamos, lo sufrimos y no lo sé vivir de otra manera.
¿Pudo sentarse en algún momento o lo vivió de pie de principio a fin?
Me senté porque hacía muchísimo calor, hasta 38 grados, y hubo un momento en el que lo necesité porque me estaba dando un bajón pero, por suerte, pasó rápido. Lo que está claro es que las chicas hicieron un esfuerzo enorme porque si yo me estaba sintiendo mareado en el banquillo, no me quiero imaginar ellas con todo lo que nos hicieron correr en ese partido.
¿Cuál fue el último mensaje que dio a sus futbolistas antes de que saltasen al campo ante Estados Unidos?
El problema que teníamos es que Estados Unidos prepara todo un espectáculo cuando juega de local: un águila, himno cantado, un avión pasando por encima del estadio... Es muy fácil que te saquen de lo que tienes que hacer y, justo antes de que se reunieran en el centro del campo, recordamos que el foco debía estar en la tarea.
Con 0-0 al descanso, ¿cómo fue la charla técnica?
Nos centramos mucho en las cosas que podemos hacer. Para nosotros estos partidos están para seguir creciendo y la idea era corregir que en los saques de banda teníamos que estar más juntas, gestionar mejor algunas situaciones de transición en las que no estábamos consiguiendo salir. Lamentablemente nos faltó mucha energía para poder contragolpear, pero nos centramos mucho en lo que dependía de nosotras más que en las expectativas porque sabemos que los partidos dan muchas vueltas.
¿Hubo felicitación tras el pitido final o simplemente las dejó disfrutar a ellas?
Lo que hubo fue un momento de satisfacción por el trabajo que hicimos. Nuestro jefe Claudio Vivas nos recalca mucho que no se celebran los empates y creo que es una buena consigna. Lo que intentamos celebrar es la buena cultura de equipo, el esfuerzo y las ganas de mejorar que se demuestran.
¿Cómo se mentaliza a un equipo para tener que adoptar un comportamiento defensivo prácticamente 90 minutos?
Lo habíamos hecho ya contra Canadá y en ese caso tuvimos alguna opción de ganar. Teníamos esa fe de que el plan funcionaba. Las jugadoras entienden perfectamente, porque ya han jugado Mundiales y saben lo difícil que es competir a este nivel, que hay que poner atención en los detalles. Eso es lo que nos ayuda a seguir compitiendo.
Para un partido en el que, sobre el papel, hay una gran diferencia de nivel, ¿cobra más importancia el trabajo táctico previo o el mental?
Los seres humanos tenemos un sistema complejo en el que todo afecta. Cuando damos consignas tácticas tienen que ir acompañadas de un tono, de una intención y de un propósito y no se pueden dividir. Lo que sí hacemos es visualizar situaciones desfavorables. Con 0-0 todo el mundo se mantiene pero con el marcador en contra es más difícil seguir con el plan. Por suerte estamos acertando con las herramientas que estamos utilizando con nuestro equipo a nivel psicológico y eso nos permite que las jugadoras sean conscientes de llevar a cabo las pequeñas cosas que marcan la diferencia.
El 0-0 de Costa Rica ante Estados Unidos dio la vuelta al mundo. También las paradas de una exjugadora del Dépor Abanca, Noe Bermúdez.
La mejor jugadora de Costa Rica ante Estados Unidos fue una exdeportivista, la portera Noe. ¿Fue tan decisiva?
Sí, sin duda. Noe venía de una etapa compleja después de quedarse fuera del Mundial y se ha ido recuperando con mucho trabajo, sobre todo a nivel mental. Creíamos que este era el momento de hacer su gran partido y, por suerte, acertamos. Sin duda fue la figura del partido y lo bueno es que lo ha aceptado con mucha naturalidad y con nada de ego sino con mucha humildad.
¿Qué importancia tiene Noe Bermúdez en su equipo?
Tiene cierta ascendencia sobre una parte del grupo. Es una jugadora a la que escuchan cuando alza la voz. Ha entendido muy bien el modelo de juego que queremos llevar a cabo y se nota mucho su experiencia en Europa. Esperamos que pronto se vuelva a animar a jugar en ligas extranjeras porque ha demostrado que ha recuperado su nivel. No puedo decir que me influya que sea exdeportivista, pero sí me hace especial ilusión.
No es la única costarricense con pasado en A Coruña. ¿Tiene en cuenta para la selección a Stephannie Blanco?
Stephannie vino con nosotros a la Copa Oro. Es una central en la que tenemos depositadas muchas esperanzas. Está pasando por un proceso que ha hecho público relativo a una depresión. Le apoyamos intentando estar lo más cerca posible, pero sabiendo que hay que respetar su espacio y ojalá pronto pueda sentirse con fuerza para volver.
José Benito Rubido Vidal nació en A Coruña y, no puede ser de otra manera, tiene el corazón blanquiazul.
Coruñés... ¿y del Dépor?
A muerte, soy deportivista a muerte.
Si le digo Deportivo, ¿qué es lo primero que se le viene a la mente?
A Coruña, familia, amigos y Riazor.
¿Sigue al Dépor desde la distancia?
Todo lo que puedo. Vi el partido del ascenso con mi novia y lo viví con la fuerza que pude y encantado de que volvamos a estar en Segunda División. Ojalá este sea el primer paso de todos los que tenemos que dar para volver a ser lo que merecemos ser.
¿Ha sufrido con las temporadas en Primera Federación?
He sufrido no tanto por el tema deportivo porque faltaron detalles y era cuestión de afinar un poquito más la máquina, pero sí por cómo lo pasaba la ciudad y la afición y por el peligro de poder perder identidad y de dejar de ser lo que nos caracteriza. A Coruña demuestra que nunca va a dejar al equipo solo y eso me hace darme cuenta de que apoyo al equipo adecuado.
El Dépor Abanca consiguió subir a la Liga F. ¿Es tan importante ese ascenso como el del equipo masculino?
Dada la situación del club, si hablamos en términos económicos, el equipo masculino es el que cobra mayor importancia, pero el femenino es un ejemplo de la sociedad en la que vivimos. Las chicas hacen los mismos esfuerzos que los chicos para jugar al más alto nivel y el Depor está invirtiendo en un proyecto que demuestra que vale la pena hacerlo.
¿Se ve en el banquillo de Abegondo o de Riazor en un futuro?
Me tienen que ver (ríe). Con mucho respeto, seguro que toman las mejores decisiones. Me alegro mucho por la gente que está y si algún día me ven ahí estaré muy orgulloso y me emocionaré mucho por tener la oportunidad.
¿Su idea es volver a A Coruña o está bien en Costa Rica?
Estoy muy bien en Costa Rica. A uno le gustaría volver a casa algún día. Soy muy coruñés y tengo muchas ganas de estar allí un tiempo, pero soy consciente de que las cosas llegan cuando tienen que llegar. En el Dépor se están haciendo las cosas bien y especialmente el trabajo de Irene Ferreras con el Dépor Abanca.
¿Qué planes de futuro tiene Beni Rubido?
Mi futuro deportivo pasa por Costa Rica. Estoy muy involucrado con la sub-20 porque nos vamos al Mundial y estaré como uno de los entrenadores asistentes de la seleccionadora. Me encapriché también con la sub-15, que fue el programa de FIFA que implementé aquí.