José Miguel Pérez Balbuena (Santo Domingo, República Dominicana, 1996) es Tyson. Le apodaron así porque de pequeño jugaba a boxear con su padre. Llegó a Sada cuando cumplió ocho años y empezó a jugar al baloncesto en el Santo Domingo de Betanzos por recomendación de un profesor del instituto. Fue un acierto. Diez años después milita en el mejor equipo de la ACB, el Unicaja Málaga, y en la selección española. El coruñés de origen dominicano charla con este diario desde el cuartel general de ‘La Familia’ en Guadalajara. Solo piensa en ganar los dos partidos contra Eslovaquia (viernes y lunes) para sacar el billete del Eurobasket.
¿Cree que la convocatoria de la selección para las Ventanas FIBA es coyuntural o es una oportunidad para disputar alguna vez la fase final de un gran torneo?
Es algo que pasa pocas veces y estoy muy contento, pero soy muy consciente de por qué estoy aquí. Es un paso que todos los jugadores tenemos que dar si queremos ir más allá. Estar en las ventanas es nuestra opción para demostrar al staff lo que somos capaces de hacer. Es una oportunidad para seguir creciendo.
No es su primera vez, ¿cómo definiría el ambiente que hay en ‘La Familia’?
No es solo un lema, es totalmente cierto. Todo el mundo es súper cercano aquí, nos hacen sentir muy cómodos y estamos muy unidos.
¿Qué le pide Sergio Scariolo?
Sabe perfectamente lo que puedo dar y todos los que estamos aquí sabemos cuál es nuestro rol.
Después de encajar sendas derrotas contra Letonia y Bélgica en las Ventanas de febrero no pueden fallar en el doble compromiso contra Eslovaquia.
Nos jugamos la clasificación y somos conscientes, pero ganando los dos partidos la tendremos asegurada de forma casi matemática.
¿Siente más presión por la importancia de los partidos o por el peso de una camiseta histórica en el baloncesto mundial?
Puede ser que alguien sienta presión, pero en mi caso no es así. Jugar en la selección no es una presión, es una motivación. Solo tengo ganas de trabajar y hacerlo bien.
Si le han vuelto a llamar es porque algo ha hecho bien con Unicaja, el equipo de moda.
Unicaja lleva un tiempo demostrando qué está de vuelta y cada año da un paso más. Un club como Unicaja es a lo que tiene que aspirar. Yo estoy creciendo y estoy contentísimo de aportar mi granito de arena.
En son catorce jugadores: más egos y menos minutos.
No creo que haya egos y no veo ningún problema, estamos muy unidos. Todos tenemos muy claro cuál es el objetivo y lo que tiene que hacer cada uno. Con todos los interiores que somos y el nivel tan alto que hay en la plantilla, yo intento ayudar de una forma óptima en la cancha.
¿Qué le parece la irrupción del Básquet Coruña en la ACB?
Estoy muy contento de qué esté lo más alto posible. Es el equipo de mi ciudad. La ACB es una liga complicada, pero tienen un entrenador y jugadores con mucha experiencia que les ayudará a sacar partidos adelante. El otro día los vi contra Granada y la derrota fue una putada, pero seguro que en el futuro les servirá para conseguir mejores resultados en finales apretados.
Llegó a Sada con ocho años y se formó baloncestísticamente en el Santo Domingo de Betanzos, ¿cómo fueron sus inicios?
Solo jugaba al baloncesto en clase de Educación Física y mi profesor en el instituto de Sada me comentó la posibilidad de entrenarme más en serio, dar ese paso de entrar en la dinámica de un club. Hace unos días me hicieron llegar su número de teléfono por Instagram y cuando juegue con Unicaja en Lugo le llamaré. Me gustaría verle y charlar para agradecerle, de alguna forma, sus consejos.
Se marchó con 19 años. ¿Echa de menos de Galicia?
Echo todo de menos: a mi familia, la comida e incluso el tiempo. Siempre digo que yo soy muy gallego y cuando me retire espero volver allí para asentarme y estar más cerca de mi familia y mis amigos.
¿Qué es lo que no puede faltar en la mesa?
Cuando vuelvo a Galicia el 80% de las veces pido pulpo o zamburiñas en los entrantes. Y no me puedo olvidar de la tortilla. Estilo Betanzos, claro.
En Andalucía será complicado encontrar esos productos...
Hay un restaurante gallego en Torremolinos (Málaga) al que vamos de vez en cuando los gallegos de Unicaja: Johnny (el cercedense Jonathan Barreiro), Fran Vázquez (exinternacional y ahora en el staff técnico), Yankuba (Sima), que jugó en el Breogán… Tienen una materia prima muy buena y hace que lo echemos menos de menos.