Con un proyecto basado en la cantera, el Culleredo llegó a Primera Nacional por la puerta grande y con la intención de que el primer equipo, cúspide de la pirámide, se quedase muchos años en la categoría para ser espejo y a la vez salida para esos jugadores de la base. La experiencia fue más dura de lo que los coruñeses se esperaban y terminaron el año sin poder ganar la permanencia sobre la pista. Descendieron. Pero finalmente volvieron a subir porque quedaron plazas libres y ahora se aferran a esta nueva oportunidad.
En la primera, pagaron la novatada, pero también la plaga de lesiones que asoló la plantilla en una primera vuelta que cerró con solo una victoria. Pero con la llegada de 2024 los de Fernando Vázquez empezaron a encontrar el camino. Tres triunfos en cuatro partidos les permitió soñar con la remontada, pero al final se quedaron sin tiempo. Por eso iniciaron su segundo año en Primera con la lección aprendida, con dos victorias en los primeros partidos. Sin embargo, encadenaron nueve derrotas, una racha que rompieron precisamente en el último partido de 2024 para acercarse a su objetivo.