Son muchas las familias que se unen, año tras año, a la causa. Eugenia Suárez, su marido y sus dos pequeñas son ejemplo de ello. Este será el cuarto año que participen en la Carrera ENKI, que se celebrará el sábado. Y siempre que puedan, lo seguirán haciendo.
Eugenia es profesora y decidió apuntarse por primera vez a esta jornada cuando conoció a Mario, uno de sus jóvenes alumnos.
“Uno de mis alumnos está detrás del grupo de Marines de ENKI. Nos hicimos muy amigos de los padres, y a día de hoy tenemos una amistad personal mucho más allá del colegio. Seguimos todo lo que hacen, aunque no participemos en las carreras como marines, porque nosotros no somos corredores, pero cuando hacen algo para visibilizar, tanto ellos como el equipo de ENKI, intentamos participar”, afirma Eugenia.
De esta edición espera que participe y se divierta mucha gente: “Es obvio que va a asistir mucha gente porque los dorsales están agotados. Esperamos que está edición sirva para seguir visibilizando lo que se pretende: la inclusión y las dificultades que tienen muchas personas en su día a día. Pero sobre todo, que la diversión vaya asociada al compromiso y que llegue a mucha gente”, destaca.
Los niños, y la sociedad en general, necesitan concienciarse y fomentar la integración de las personas con discapacidad, porque las imperfecciones para ellos, están en todas partes. Puede ser una realidad que no tengamos cerca, pero existe. “La experiencia de tener a Mario en clase me demostró que para ver los problemas, tienes que convivir con ellos. Los padres de los niños del grupo de Mario, a raíz de lo que sus hijos vivían con su compañero, supieron ver realidades que no conocían. Las iniciativas como ENKI conciencian mucho a la gente. Todavía queda mucho por hacer, pero vamos por buen camino”.
Eugenia y su familia ya tienen sus disfraces preparados: “Este año es un poco extraño el tema del disfraz. El año pasado y también el anterior, se aprovechó la temática del proyecto que se hace por todo el colegio. Por ejemplo, el año pasado, la temática era el mar. Había uniformidad, aunque cada uno fuese de una cosa diferente. Nosotros íbamos de medusas. Este año el proyecto es el Patrimonio de Galicia, entonces el tema se complica un poco. Hubo ya varias personas que me dijeron que habrá quien vaya de pulpo a la gallega o de hórreo, y la verdad es que no sé cómo. Nosotros vamos a ir de “señoras do sacho”, y seguro que nos juntamos un buen grupito. No lo hacemos por el premio, si no por pasar un buen rato”, añade.