Jonathan Barreiro Rodríguez (Cerceda, A Coruña, 1997) se formó entre el Xiria de Carballo y el Sant-Yago de nuestra ciudad. En infantiles le apodaron 'Magic' por su parecido con Earvin Johnson, un base alto con una genial visión de juego. Explotó en una Minicopa y se lo rifaron los grandes. A los 15 años acabó en la cantera del Real Madrid, compartió equipo con Luka Doncic y llegó a debutar con el primer equipo junto a su referente: Felipe Reyes. El cercedense es hoy el alero titular en el equipo de moda: el Unicaja, líder de la ACB y que el sábado a las 19.00 horas visita el Coliseum para medirse al Leyma Coruña.
El sábado jugará su primer partido ACB en A Coruña, ¿qué significa para usted?
Es un partido especial. Siempre que voy a Galicia implica muchas cosas. Además que es una alegría tener a un equipo de mi tierra en la máxima categoría del baloncesto español, son muchas emociones y podrán venir mi familia y mis amigos. Aprovechan cada vez que juego allí para ir a verme.
¿Qué espera del Leyma Coruña en el Coliseum?
Es un equipo con un entrenador que tiene las ideas muy claras y los jugadores las ejecutan. Ha mantenido un bloque sólido del año pasado, ha fichado muy bien y en el último partido ya jugó Thompkins, que cuando se ponga en forma les va a dar muchos minutos de calidad. Como se pudo ver contra el Real Madrid, el Coliseum es un pabellón complicado, la afición se calienta en los minutos finales y el equipo se crece.
¿Dónde le cogió el triple ganador de Barrueta para ganar al Real Madrid?
Estuve viendo el partido en casa y lo que cuenta es que llegaron al último cuarto dentro del partido contra el Real Madrid, que es muy complicado. Estuvieron muy sólidos en defensa y acertados en el triple. Se mantuvieron ahí y entró la canasta ganadora.
El Básquet Coruña es un club muy serio, con las ideas claras y jugadores motivados
¿Qué le sugiere el proyecto del Básquet Coruña?
Es un club muy serio y bien respaldado. Ya lo demostró el año pasado en LEB Oro, una liga cada vez más complicada, con clubes muy potentes. Siguen ahora en la misma línea, queriendo hacer las cosas bien, con las ideas claras y jugadores motivados, sabiendo lo que significa jugar en ACB contra grandes equipos, que es muy importante.
¿Le gustaría jugar aquí en algún momento de su carrera?
Claro que me gustaría jugar en el equipo de mi tierra, ¿por qué no? Ojalá en el futuro se puedan dar las circunstancias y se junten nuestros caminos.
Es su cuarta temporada en Unicaja y suma cuatro títulos en año y medio: la Copa del Rey en 2023, la Liga de Campeones, la Copa Intercontinental y la Supercopa de España en 2024. ¿Cómo explica el éxito?
Llegó de repente, pasamos de un año muy malo a ganar la Copa, pero fue un éxito buscado. La directiva y el entrenador acertaron con los fichajes, diseñaron un equipo para aspirar a grandes cosas. Llegaron muy rápido y estábamos preparados para aprovechar el momento y las oportunidades.
En este inicio de temporada van lanzados: diez victorias y ninguna derrota entre todas las competiciones.
Llegamos muy rodados después de la Intercontinental y la Supercopa. Nos sentimos muy bien física y tácticamente y estamos disfrutando de nuestro juego y nuestra afición, pero esto acaba de empezar y queda un mundo por delante. El objetivo es buscar la excelencia cada día para competir contra los grandes, pero con los pies en el suelo.
En nuestro pabellón hay ocho banderas colgadas y cuatro son de nuestros últimos títulos
¿Los trofeos con Unicaja tienen valor doble?
En nuestro pabellón hay ocho banderas colgadas y cuatro son de nuestros últimos títulos. No es lo normal. Hay jugadores que han sido leyendas aquí y no lograron ni un título. Tenemos que ser conscientes y poner en valor lo que estamos consiguiendo.
Han recuperado la grandeza de Unicaja.
Unicaja es un club histórico, queremos devolverlo arriba y que la gente relacione su nombre con un club grande. Me acuerdo de su época en la Euroliga con Carlos Cabezas, Berni Rodríguez, Jorge Garbajosa...
Habla de la Euroliga, ¿cree que el club está preparado para volver a la élite europea?
No solo depende de nosotros y no estoy al tanto de todo lo que necesitamos, pero recalco las palabras que dijo nuestro presidente. Es complicado competir contra presupuestos tan elevados. No solo por jugadores, sino por temas de viajes y muchas otras cosas, pero el club volverá cuando esté preparado y tenga la oportunidad.
Tres partidos de liga y tres partidos como titular.
El entrenador y los compañeros me están dando confianza y así es mucho más fácil jugar. La renovación me ayudó a seguir trabajando e implicarme más para apotar al equipo. Creo que no solo yo, sino todos los jugadores hemos dado un paso adelante.
Nunca había jugado al baloncesto, pero era un chico muy alto y llamaba la atención
¿Cómo fueron sus inicios en el baloncesto?
Fue en el colegio, en Cerceda. Nunca había jugado al baloncesto, pero era un chico muy alto y llamaba la atención. Víctor Melini, del Xiria de Carballo, vino a verme y me preguntó si quería probar. Enseguida me entró el gusanillo.
Luego jugó en el Sant-Yago coruñés, ¿por qué no en el Básquet Coruña?
Llegué allí cuando tenía 11 años, Félix Bañobre era mi entrenador y entrenábamos en Elviña. El Básquet Coruña era el rival a batir y podemos decir que, cuando jugábamos contra ellos, era el derbi de la ciudad. Me acuerdo de vivir grandes partidos contra ellos.
En 2010 recibió la llamada del Joventut para jugar la Minicopa. ¿Se dio cuenta de que tenía opciones de ser profesional?
Fue mi primer torneo oficial y ganamos en Bilbao, una experiencia muy bonita porque se juega en las mismas fechas que la Copa del Rey. Entonces no era muy consciente. Veía a jugadores como Fran Vázquez, que estaba en el Barça, y no me podía ni imaginar que años después compartiría vestuario con él en el Zaragoza.
Pasó por el Barça fugazmente para jugar la Minicopa de 2011 y en 2012 fichó por el Real Madrid. Los dos grandes del se peleaban por usted.
Jugué un par de torneos con el Barça y también hubo interés, pero no solo pensamos en la parte deportiva y el Real Madrid tenía un plan de estudios muy atractivo. Eso fue lo que nos hizo decantarnos.
Me identificó con el afán de superación y la capacidad de trabajo de Felipe Reyes
¿Cómo recuerda sus tres años en la casa blanca?
Nunca había estado fuera de casa tanto tiempo y al principio se me hizo duro, pero una oportunidad como la del Real Madrid no se tiene todos los días y hay que aprovecharla. Formé mi propia familia con otros chicos que también estaban lejos de casa y todavía hoy mantenemos el contacto. Solo tengo buenas palabras para el Real Madrid. Fueron muchos títulos y muy buenos recuerdos.
En 2014 debutó con el primer equipo en la ACB y la Euroliga y compartió vestuario sus ídolos. Elija uno.
Siempre pienso en Felipe Reyes, un jugador que pelea cada balón y lucha cada partido, que lo da todo por la camiseta y por el escudo, que ha tenido que currárselo mucho para llegar a lo más alto. Me identificó con su afán de superación y capacidad de trabajo para seguir mejorando cada año.
¿Es el compañero que más le ha inspirado en su carrera profesional?
Felipe, Sergio Rodríguez, Sergio Llull… Los veteranos del Real Madrid me ayudaron a encajar en la plantilla cuando era júnior. Siempre estuvieron a mi lado. Cuando eres joven tienes que poner el foco en ellos, verlos entrenar y jugar, fijarse en todo lo que hacen en la pista. No solo meten puntos o hacen estadísticas, tienen un rol que marca la diferencia.
Después de tocar la élite, en 2015 salió cedido para jugar con el Ourense en LEB Oro. ¿Un paso atrás?
Para nada fue un paso atrás. La LEB Oro es una categoría muy complicada y con muchos jugadores veteranos en la que aprendí mucho. Conté con el apoyo de la afición y de Gonzalo García de Victoria, un entrenador que me ayudó mucho y estuvo muy pendiente de mí.
No le fue mal porque un año después fichó por el Zaragoza, el club con el que se asentó en la ACB.
También guardo muy buenos recuerdos, aunque la primera temporada no tuve muchos minutos. Con la llegada de Jota Cuspinera al banquillo, que me dio confianza, y el apoyo de la afición, que siempre me apoyó, crecí mucho. Fueron cinco años muy buenos, llegando a las semifinales por el título contra el Baskonia.