Ángel Núñez (Nueva York, 1992) cuenta las horas para su debut con el Básquet Coruña. El alero estadounidense de origen dominicano se crió en las calles de El Bronx y completó su formación en las prestigiosas universidades de Louisville y Gonzaga, una mezcla que impacta. La ACB es su última parada en una carrera de nueve temporadas con doce equipos en diez países distintos. El trotamundos del Leyma se dice listo para ayudar a ganar en la final de este sábado contra el Lleida en el Coliseum (18.00 horas).
¿Por qué el Básquet Coruña?
No es que tuviese muchas ofertas y es una buena oportunidad para mí por el club, la ciudad y un país que se ve súper cómodo para mí y mi familia.
Llega a la ACB con 32 años. ¿Es su última gran oportunidad?
No creo. En estos tiempos los 30 años son los nuevos 24. Si ves a Curry [anotó 56 puntos con 37 años la madrugada del viernes], Durant [36 años] o Paul George [34]… En otra época los jugadores se pasaban el verano descansando y no se entrenaban. A los 30, 32 o 34 años explotaban.
¿Cómo han sido sus primeros días con su nuevo equipo?
Todo bien, encajando y aprendiendo las jugadas, adaptándome al flow del equipo y cómo le gustan las cosas aquí a la directiva y el staff.
¿Qué es lo que más le ha sorprendido del baloncesto de Diego Epifanio?
No puedo decir que me haya sorprendido porque es básquet. Me ha sorprendido Thomas [Heurtel] porque es una locura lo que hace en la pista.
¿Hay algún otro jugador que le haya llamado la atención?
Todos hacen un buen trabajo y tienen algo que aportar en la pista.
Me ha sorprendido Thomas Heurtel porque es una locura lo que hace
¿Y qué puede aportar Ángel Núñez al Básquet Coruña?
Un poco de todo. Todavía no puedo decir qué rol voy a tener en el equipo. Es pronto.
¿Qué le pide Epi?
Lo que me ha dicho es que me va a usar en las posiciones de ‘3’ y de ‘4’ defensiva y ofensivamente, me ha comentado la importancia del spacing y el juego de equipo…
Llega en un momento clave para el Leyma. ¿Se palpa tensión en el vestuario?
No percibo esa tensión, pero se siente la importancia. Es un partido contra otro rival de la parte baja de la tabla y es casi a vida o muerte.
¿Cada fin de semana es una final a partir de ahora?
No sé si una final, pero cada partido vale mucho.
Ha jugado en Estados Unidos, Rumanía, Francia, México, Puerto Rico, Taiwan, Israel, Grecia, Polonia y, ahora, en España. ¿Qué le aporta jugar en países y ligas tan diferentes?
Mucha experiencia y experiencias todas diferentes. He podido jugar en distintos continentes y me ha ayudado a formarme porque he tenido que cambiar mi estilo. En Taiwan tuve que hacer casi todo por el equipo: coger el rebote, correr de cancha a cancha y anotar. En Europa he aprendido un juego más de equipo y al detalle. Y en Sudamérica he tenido que forzar más tiros.
¿Y a nivel vital?
Vivir en tantos países es algo muy bonito y me ha marcado en formas muy diferentes. He podido pasar tiempo en lugares como Atenas, con la Acrópolis, mucha cultura e historia y muy buena comida… También en Latinoamérica, donde he podido vivir otra forma de vida en persona.
¿Cuándo llegó el primer balón de baloncesto a sus manos?
Empecé desde pequeño en el parque y en el recreo con mis amigos.
Me crié jugando en canchas callejeras que me dieron ese estilo guerrillero
Se crió en El Bronx. ¿Es tan peligroso como dicen?
Tiene fama, sí. Es un sitio difícil y peligroso. Lo que uno puede ver en las películas yo lo he visto en la vida real. En El Bronx he vivido cosas que un niño no debería ver, como gente que se ha muerto o ha terminado en la cárcel, pero me ha ayudado a ser una persona que no se queda atrás y si tuviera que volver a empezar lo haría igual en el mismo sitio.
¿Le ayudó a madurar?
Sí, claro. En El Bronx te haces un hombre más joven. Con 12 o 13 años ya tienes que montar solo en la guagua o el tren de casa a la escuela. Y tienes que saber cómo y con quién moverte. También me ayudó que tengo otros seis hermanos y los más viejos que yo que ya vivían esa vida de la calle. Pude ver ese ejemplo medio malo para no seguir el mismo camino. Mi mamá [Herminia] nos metió en una escuela privada y en la iglesia para evitar problemas.
¿Jugó mucho al básquet en las calles de Nueva York?
Sí, en Rucker Park, Dyckman… Me crié en toda la zona jugando en canchas callejeras y me dio ese estilo más guerrillero, de uno contra uno. Jugué muchas ligas cuando era juvenil o los veranos durante mi etapa en la universidad, pero a esta edad ya no juego al básquet en el parque (risas).
¿Qué jugador del Básquet Coruña sería el rey de la pista?
Thomas o Brandon [Taylor], seguro, y Trey también porque es muy grande y la mete de tres.
¿Cómo le influyó su cambio a la Universidad?
Cuando llegué a Louisville [Kentucky] fue un shock. Era todo muy diferente, una ciudad más pequeña y un baloncesto más ordenado, de mucho pase y tiros abiertos. Teníamos un gran entrenador, Rick Pitino, y fue el primero que empezó con los triples, triples, triples… Y nos fue muy bien porque jugamos la Final Four en 2012, una experiencia increíble.
Coincidió con Kyle Kuric, un jugador con una gran carrera en España y en Europa.
Él estaba en su año sénior, era el titular, y yo era el rookie, su suplente. Recuerdo que en los entrenamientos de open gym yo era mejor, pero en la primera práctica oficial dije ‘¿Quién es este hombre?’.
Luego pasó dos años en Gonzaga y compartió vestuario con Domantas Sabonis.
Domas es my brother. Los dos hablamos español y por ahí nos empezamos a llevar bien. Desde que lo conocí pensé que era un jugador fuera de liga, de nivel All-Star. Nadie podía con él y recuerdo que un día les dijimos a los entrenador de cambiar un poco nuestro estilo de juego, para tirar más triples, pero apuntaron a Sabonis y nos dijeron: ‘Ese chico mete un 70% de los tiros’ (risas).
"España tiene una cultura que me cae perfecta" |
Núñez se presenta como un tipo familiar, con inquietudes culturales y ganas de asentarse en España. Su referente en el mundo del baloncesto es Kobe Bryant, se desvive por una playa del Caribe o una isla griega y por un bistec. En sus primeros días en A Coruña le ha sorprendido un dulce típico en estas fechas: las orejas de entroido.
¿Cuál es su idea de felicidad perfecta?
¿Qué hubiera sido Ángel Núñez de no ser jugador de baloncesto?
¿Un lugar para vivir?
¿Y para viajar?
¿Un ídolo en el baloncesto?
¿Un equipo de la NBA?
¿Un plato de comida favorita?
¿Algo de la gastronomía gallega?
¿Pelis o series?
¿Qué podcast que escucha últimamente?
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