Ángel Hernández (Almería, 18 de mayo de 1991) dejó el basket por la medicina. Aunque lo hizo joven, con apenas 27 años, le dio tiempo a convertirse en el jugador que más veces ha vestido la camiseta del Basquet Coruña: 196. “Ayer estuve de guardia, no sé si son las mejores condiciones para hacer una entrevista, porque llevo una hora dormida encima”, dice antes de encarar la charla telefónica sobre la campaña 12/13 desde el aeropuerto de Barcelona. Al final, cumple con nota. Igual que lo hacía en la cancha.
¿Qué recuerdos tienes de la temporada 12/13?
He tenido que hacer memoria, porque no es una temporada de la que me pregunte mucha gente. La guardo con mucho cariño, casi como en una historia aparte de mi paso por el Basquet Coruña, porque fue la primera y mi salto al baloncesto profesional puro y duro.
¿Esperabais entrar en playoffs, o el punto de mira estaba algo más bajo?
El equipo era para meterse en playoffs. Empezamos muy bien, pero a partir de ahí nos desinflamos. Creo que ese buen inicio, a la larga, acabó por perjudicarnos, porque elevó las expectativas, y no lo supimos manejar. Fue un choque de realidad para el club.
Explica esa última frase.
Era un club recién ascendido, que tampoco contaba con un presupuesto muy alto, y se hicieron algunos fichajes, no voy a decir que por encima de sus posibilidades pero sí con unas expectativas demasiado altas. A mitad de temporada llegó Sonseca. Probablemente vino con un sueldo importante, un esfuerzo grande para el club, algo que a lo mejor pudo ser un signo de estar algo fuera de lugar, de aspirar a más de lo que podía. Y creo que esto se pagó en los siguientes años, con presupuestos más cortos, pero creo que ese choque vino bien para entender que había que ir poco a poco. Para aprender. No parece que esto vaya a repetirse en la ACB.
Se aprendió mucho a nivel de club y se empezó a generar más público
Ahora hay bastante más dinero que entonces.
Sí, sí. Es una buena señal y algo que se ha construido en estos doce años. Esto no deja de tener su parte de negocio, y como cualquier negocio no puedes abrirlo y petarlo en dos días; requiere un tiempo y una inversión, y creo que el club lo ha hecho. Fíjate en la cantidad de reservas de abono. Y me alegro muchísimo.
Muchos todavía no nos creemos al ascenso. ¿Y tú?
Algo parecido (risas). Lo tengo que ver. El otro día vi en la cuenta de Twitter del Leyma que felicitaba al Real Madrid por ganar la liga y me dije, “claro, el año que viene juega contra ellos” (risas).
Volvamos a la 12/13. Tras el buen inicio y el desinflado del que hablas, ¿cómo fue el resto del curso?
Antonio [Herrera] intentó en todo momento mantenernos con los pies en el suelo, pero encadenamos varias derrotas e inicialmente no supimos encajarlo bien y hubo que hacer reflexión en el vestuario porque había mucha gente con ganas de solucionarlo de manera individual, y eso era un problema, que no se solucionó hasta que volvimos a encontrarnos como equipo. Y el final fue bastante positivo, aunque creo que podíamos haber hecho algo más.
Tener contra las cuerdas al primer cabeza de serie de los playoffs no fue moco de pavo.
Sí. Nos fuimos con la sensación de haber hecho una buena temporada, pero con el pensamiento de que podíamos haber llegado más lejos. Te puedo asegurar que al Andorra no le gustó nada tener que enfrentarse a nosotros, porque llegábamos muy bien, y eso se reflejó en el primer partido.
He hecho yo cosas más escandalosas que los árbitros
Hablemos del fatídico cuarto partido.
Siempre es complicado de jugar.
Y más con un arbitraje como el de la segunda parte... ¿Aún te acuerdas de ello?
No te vayas a pensar. Me acuerdo más de los triples de Marc Blanch. He hecho yo cosas más escandalosas que los árbitros (risas). Después de perder el cuarto en casa, remontar mentalmente es muy difícil. Y el quinto en Andorra fue una encerrona, al igual que años después en Melilla y en Palencia. Seguramente haya muy pocos equipos que han ganado un quinto fuera.
¿Qué nota le pondrías a la temporada?
A nivel colectivo, mínimo un ocho, porque no soy de poner dieces ni ceros. Se aprendió mucho a nivel de club y se empezó a generar más público.