Iván Fernández Freire (2000, Betanzos) es, desde hace tiempo, la nueva promesa del piragüismo gallego y nacional.
El joven de Betanzos, tierra de otro gran genio como Carlos Arévalo, apenas acaba de lograr dos medallas de plata en el Mundial sub-23 celebrado en Italia y ya se marchó a Madrid para preparar el selectivo del Campeonato de España y el Europeo de Portugal de la próxima semana.
Ya te ha dado tiempo a saborear ese éxito conseguido.
La verdad es que aún estoy en ello. Es algo surrealista porque no me lo esperaba para nada. Ha sido la temporada un poco complicada. Lo sigo asimilando, y aparte también el hecho de acabar, de además llegar a España y irme directamente para Madrid, para seguir entrenando, porque tengo esta semana que viene un selectivo del Campeonato de España, y luego la siguiente semanas ya el Europeo, pues poco tiempo tuve a asimilarlo. En parte, también es porque aún no pude ir a celebrarlo con mis amigos y con mi familia. Ahí si que me daré cuenta, pero ahora mismo estoy como que no me lo creo aún de todo.
Al final, fue un sueño que se llegó a cumplir.
Mi sueño, como todo piragüista, es ser olímpico. Ir a una olimpiada y luego sacar la medalla, pues ya sería increíble. Pero yo creo que para llegar a ese sueño hay que ir empezando por sueños pequeñitos. En mi caso era una medalla internacional, que fue en su momento en el 2021 cuando quedé tercero en Europa. Luego, piensas en una medalla en el Mundial. Ese sería tu siguiente objetivo. Vas luchando por ello. Este año teníamos un barco con muy buenas marcas, pero hasta que llegas allí y te ves con los demás rivales, porque sobre todo en el sub-23, son barcos que, depende de cómo la configuración que lleves, pueden andar mucho o pueden andar poco. Hay países como Alemania, Hungría, Rusia aunque ahora no están compitiendo, que son países que sabes que van a estar, que pueden luchar.
¿Te da rabia no haberte llevado el oro?
Te da rabia y no. Me explico. A todo el mundo le gusta ganar y no hacerlo te da un poco de rabia. Y más si sabes que estás ahí. Ahora hay que resetear porque en una semana tenemos el europeo. Europa es una potencia mundial en el piragüismo. De hecho, en las finales se vio. Todos los países éramos europeos, menos uno que era Argentina, y quedó octavo. Entonces, probablemente, en una semana nos vamos a encontrar los mismos rivales en Portugal. Entonces, ahí es: vale, sabemos que estamos cerca pues vamos a por el oro. Tenemos tiempo para pulir los últimos detalles y la motivación de venir del Mundial como venimos. Además, al ser en Portugal posiblemente haya mucho más apoyo español. Vamos a ir a por el oro.
¿Cogisteis notas en el Mundial para preparar el europeo?
Claro. Nosotros trabajamos con un ordenador pequeño que llevamos en el barco y que nos lee toda la prueba. Luego, cuando salen los tiempos, puedes detectar cómo han ido los más países. Vimos que Hungría había hecho dos parciales, de 250 cada uno, que había perdido muy poco entre el primer parcial y el segundo. Entonces, esas tres décimas que nos han recortado a nosotros que perdimos mucho más. Entonces, nosotros ahora intentaremos ganar el primer parcial y no perder tanto en el segundo. Por ello, vamos a seguir estudiándolo pero, al final, es una competición y por mucho que hayas estudiado o planeado, no sabes lo que puede pasar.
¿Que medalla fue más complicada de conseguir: la del K4 o la del K2?
Una medalla siempre es complicada de conseguir. Para mí, el K2 era insignificativo en el sentido de que no es una prueba olímpica. Para mí, el K4-500 es lo más importante. Además, esa distancia es la que llevo entrenando todo el año en Madrid. Allí dije: quiero entrar en el K4-500. Para nosotros es la prueba de reina. A mí es la prueba que más me gusta de remar. Entonces, la más díficil de conseguir te diría que fue la del K4. Lo del K-2 Mixto, me lo comentaron estando en Madrid. Llegó el entrenador y me dijo: Iván, te toca así el K-2 Mixto, si quieres remarlo. Yo le pregunté con quién me tocaba remarlo, me lo dije y acepté. Aparte, también pensé que era mi último de sub-23 y dije que quería remarlo. De hecho, llegamos a Italia y no teníamos barco, pero bajamos igual. Lucía (Val) también estaba centrada en el 500, que para ella también era su objetivo de la competición. Entonces llegamos, entramos al K4, remé la semi y la heat, ella sólo me tuvo que remar la heat y luego ya nos llegó el K2 y montamos.
De hecho, la primera vez que lo hicimos fue media hora antes de la primera contrarreloj. Pero remamos con la intención de ir de paseo porque necesitamos centrarnos en el día siguiente que tenemos la final del K4 y era nuestro objetivo principal. La remamos y nos fue muy bien. El K4 me sabe a la que más he luchado. La del K2 es más como algo de entrenamiento, es decir, estoy muy preparado para ello, me he compaginado muy bien con la chica y nos ha salido muy bien. Son como gustos diferentes, una es como más que tiene que salir bien si o si porque la he preparado y la otra era como más a disfrutar y que sea lo que tenga que ser.
Con estos éxitos, tanto Carlos Arévalo como tú estáis convirtiendo a Betanzos en una potencia en el piragüismo. ¿Cómo es la relación con él?
Carlos y yo hicimos muy buenas migas en un verano que nos pilló a los dos en casa. Desde entonces, somos inseparables. Luego, a mí me llevaron para Sevilla y él se fue para Asturias. Manteníamos siempre en comunicación. Teníamos ese trato de afecto y compartíamos consejos. Obviamente, él me daba más consejos a mí que yo a él (risas). A día de hoy, seguimos mantiendo un contacto bastante estable. Yo también pensé que si él podía, porque yo no. Si él estuvo un año centrado en sacarse lo de militar, ha podido volver al equipo y ser campeón olímpico, porque no voy a poder hacerlo.
¿Sería un sueño compartir barco con él en unos Juegos Olímpicos?
Estaría bien, la verdad. Dos de Betanzos en los Juegos Olímpicos estaría muy bien. Aunque me daría un poco igual la compañía, porque sólo con ir ya estaría genial (risas).
Ahora tienes el Europeo, pero ¿estás pensando en los Juegos Olímpicos?
Yo los Juegos los tengo muy lejos. Hay un K4 que está formado, que son campeones del mundo y de Europa. Entonces, la cosa está muy complicada para ir a París. Yo voy a seguir entrenando y luchando por los de Los Angeles 2028 si se puede. Y si no, ir disfrutando del camino sin agobiarme.