Cinco días después del partido de apertura de la WSE Champions League, en la que el Deportivo Liceo hizo su debut en la máxima competición, el equipo verdiblanco y su verdugo, el CP Manlleu, vuelven a verse hoy (21.00 horas) las caras, en esta ocasión en la 12ª jornada de la OK Liga y en cancha catalana, y con un objetivo claro para el conjunto que entrena Stanis García: logar al menos punto para sellar así el pasaporte para la Copa de la Reina, a falta de una jornada para el ecuador liguero, fecha que decide los ocho aspirantes al título del KO.

En caso de derrota esta noche, el Liceo dispondrá de otra oportunidad, este sábado, en Riazor, ante el Bigues i Riells. En caso de no rascar nada en estos dos encuentros, se clasificaría igualmente si el noveno clasificado, el CH Mataró, no hace más de  2 puntos en las dos últimas jornada de la primera vuelta. A igualdad, el Liceo parte con la ventaja de la actual diferencia de goles de +7 respecto al Mataró.

El pasado sábado, el conjunto verdiblanco no fue inferior a un Manlleu que acanó imponiéndose por 1-3, a pesar de no poder contar con su referente, Anna Casarromana. La capitana del equipo rojigualdo, y también de la selección española, sigue en el dique seco tras ser operada el 21 de diciembre de una hernia discal.

El principal problema del plantel de Stanis García en el primer partido de una competición europea del equipo coruñés fue la falta de acierto de cara a la portería defendida por Abril Alonso. Tanto en juego como a bola parada, suerte en la que Bea Gaete y Alba Garrote no pudieron convertir sendas faltas directas, ambas ya con 1-3 en el marcador. Sí lo hizo el Manlleu, por medio de Joana Comas, en la que única de que dispuso, y que supuso el tercer tanto de las pupilas de Jordi Boada.

El Deportivo Liceo tiene dos bajas para el duelo de hoy, Luchy Paz y Alejandra Martín, por lo que jugará en el Municipal de Manlleu con solamente 6 jugadoras de campo. Una precariedad de efectivos que contrasta con las muchas ganas que tienen las verdiblancas de vengarse del equipo que le arruinó, y además en el Palacio de los Deportes de Riazor, su debut en un torneo continental. Una venganza con el premio de asegurar su participación en la competición del KO.