Más sombras que luces. La realidad de la primera vuelta del Leyma Coruña. Más allá del preocupante balance (4-13) está la sensación de que el equipo dejó escapar varios triunfos que habrían hecho que las cuentas de la salvación cuadrasen. Errores propios, aciertos ajenos, arbitrajes discutibles... El peaje de esta liga.
En el apartado lumínico está el triunfo inicial contra el Real Madrid. Un vigente campeon con muchas dudas, bajas y derrotas en el arranque del curso. Aun así, primer éxito fuera de guion. El otro, de menor calado, que no de menor importancia, fue contra el Zaragoza.
Entre medias, los de Diego Epifanio dieron la cara en la cancha del Gran Canaria, pagaron un terrorífico día en el tiro de dos con paliza en Andorra y un terrorífico día en los libres (11 de 24) con derrota ante el potente Unicaja.
Después del 110-86 ante el cuadro maño llegó la segunda tacada de tres traspiés. Dos lógicos, en el Palau, y ante el Tenerife; el primero, tras llegar al descanso muy cerca del rival, 48-42; y el segundo tras dominar la primera mitad (35-32). Y uno muy doloroso. En Granada, donde los naranjas mandaron hasta unos nefastos dos minutos finales.
La redención llegó una semana después en Barris Nord, la cancha foránea que se mejor se le ha dado históricamente al BC. En un partido a tumba abierta, en el que, al contrario que en Granada, la toma de decisiones –y el acierto– en el tramo final fue óptima.
Antes de visitar a oto rival directo, el Leyma cedió, en casa ante el Manresa. En este duelo, el 7 de diciembre, se lesionó el ‘5’ titular, Gus Lima, quien todavía está en el dique seco. Un KO que el equipo sigue acusando mucho.
Pese a ello, los de Epi solventaron con autoridad el partido en Girona. Pero con un precio alto: lesión de Phil Scrubb, quien no volvería hasta un mes después.
A partir de ahí, la oscuridad. A las bajas se unieron dos ‘fenómenos extraños’ y una gripe que afectó a casi la mitad de la plantilla. En el primer apartado están los duelos, con el Joventut y el Bilbao Basket. Ambos llegaban al Coliseum muy lejos de a elite triplista de la liga. Ante la Penya, los triples de Sam Dekker (8 de 11) y Kassius Robertson (5 de 6) hundieron a un Leyma que resistió hasta casi el final a pesar de un 6 de 25 desde el arco.
Contra los ‘hombres de negro’, los peores de la liga en ese momento desde la larga distancia, el multiusos vivió un momento imposible. Rubén Domínguez, que promediaba 3,3 puntos, anotó 35, con un asombroso 8 de 10 desde 6,75. Un rayo había caído dos veces en el mismo lugar.
A este KO le siguió la visita del Valencia Basket. Con solo ocho jugadores sanos, el BC soñó hasta los compases finales, donde fue doblegado por el cansancio y las virtudes del líder. Aun así, el mejor partido naranja de la primera vuelta. El esfuerzo titánico se cobró su canon tres días más tarde en Vitoria: la segunda derrota más amplia de la historia del club (114-66).
Epi recuperó a Scrubb para el derbi en la pista del Breogán. El 18-3 inicial hizo pensar que los naranjas seguían en el Buesa Arena. Pero reaccionaron desde la defensa y estuvieron por delante durante muchos minutos. Sin embargo, el tramo final fue muy similar al del choque con el Valencia.
El pasado sábado, contra el UCAM, más de (casi) lo mismo. Muchos minutos al frente y un último cuarto perdedor. Colapso ofensivo aliñado con siete rebotes ofensivos sobre los que equipo murciano edificó su victoria.
Restan 17 partidos para sumar al menos siete victorias. La asimetría del calendario en principio beneficia al Leyma, que no tendrá que medirse en las primeras jornadas a todos los peces gordos. Tras el parón de febrero, en marzo visitarán el Coliseum el Lleida, el Breogán y el Girona. Un mes destinado a marcar el futuro.