El Leyma Basquet Coruña se dio un festín ante el Real Valladolid, al que rebasa en triunfos y le gana el averaje particular, en un partido que estuvo parado durante una hora por la rotura de un tablero y donde rayó la perfección en los primeros 25 minutos.
 

Advertía en la previa Diego Epifanio de que su rival es el equipo más fisico de la liga. Su planteamiento quedó claro desde el salto inicial: igualar la intensidad y los contactos de los visitantes. La moneda salió cara. Dos robos seguidos en campo contrario derivaron en 4 puntos seguidos que completaron un parcial de 12-0 (16-4) iniciado a golpe de triples.
 

El acierto lejano de los locales (4 de 7) obligó al Valladolid a defender más abierto. Y el Leyma encontró rutas de penetración antes cerradas (23-15
 

El cuadro pucelano se asió entonces a Pantzar y al extraño criterio arbitral: 8-2 en el marcador de faltas cometidas. Pese a ello, la diferencia de  ue de verdad importaba estaba en el marcador (27-12).
El primer parón de 2 minutos enfrió al Leyma, que encajó un 0-5 de salida. Epi paró el partido a los 96 segundos, y Jakovics, con un triple, rompió la sequía. El letón anotaría otro en el siguiente ataque. Y Pantzar una de dos antes de irse a descansar con 12 puntos.
 

Sin su referente, el Real Valladolid volvió a atascarse, mientras el Leyma subía su porcentaje de aciertos en tiros desde dentro del arco y dominaba a ambos lados de la pista con un Galán titánico en rebote y defensa. Así llegó una mueva renta máxima (44-28), ampliada a la veintena con una ‘jugada del pailán’ de saque de fondo culminada con mate Nwogbo (48-28).

Y otro mate del nigeriano, este invalidado por falta previa sobre él mismo, reventó un tablero cuando sólo habían transcurridos 62 segundos del tercer acto y con 53-31 en el electrónico. Tras un parón de 61 minutos, que convirtió el Palacio en una discoteca, se reanudó el partido. Y la fiesta se trasladó al rectángulo: parcial de resalida de 11-0 para un superávit de 33 (64-31).
 

La renta lacanzó un tope de 36 (69-33) al paso por el ecuador del tercer periodo. Un parcial de 0-7 no incomodó lo más mínimo a los naranjas, que llegaron a los 10 minutos con el ‘magic number’ en su saldo (78-46).
 

El último periodo  sirvió para que la tercera mejor defensa de Oro –dato que concede un valor añadido a la décimo sexta victoria del Leyma– evitase una humillación mayor, para que Isern se uniese a la nómina local de triplistas y para que la fición naranja pusiese la guinda a la fiesta más larga que se recuerda en Riazor.