El Noia Portus Apostoli cayó en el Pabellón Anaitasuna ante Osasuna por un ajustado marcador de dos a uno en un encuentro que vino marcado por la última jugada del partido.
Dicha acción fue una evidente mano de un jugador local que ni los dos árbitros principales, ni el tercero, ni la mesa vieron, a pesar de contar alguno de ellos con una panorámica perfecta de la acción. De esta manera, el conjunto gallego se quedó sin poder sumar un punto ya que el mencionado lance, que supuso el gol del triunfo local, se produjo mientras sonaba la bocina final.
Las protestas del equipo barbazano de nada valieron ya que el remate con el brazo de Fabinho fue validado ante la incredulidad de la expedición blanquilla, que regresó de Navarra indignada y frustrada.