(Transcripción de Armando Palleiro)
Me enamoré del Deportivo a base de pasar por Riazor una y otra vez, ya era mayor cuando empecé a ir al fútbol porque de niño el fútbol no me gustaba demasiado. Es más, hasta diría que hoy en día sigue sin gustarme, lo que verdaderamente me apasiona es el Dépor. Es el único equipo al que sigo; de hecho, ni veo las finales de Liga de Campeones ni nada. Lo que me fascina es el Deportivo en general, me da igual que sea un partido de niños, niñas o de mayores.
Tengo una gran limitación porque mi trabajo no me permite disponer de mucho tiempo libre pero siempre que puedo me escapo a ver los partidos del Deportivo porque me hace sentir muy bien.
Normalmente siempre acudo a la grada de Marathón Inferior porque hay un gran ambiente, siempre es espectacular, en cualquier partido y creo sinceramente que ahora es mucho mejor que antes, cuando yo empezaba a ir a Riazor. Antiguamente cuando el Deportivo estaba en Primera había muchos aficionados del Madrid y del Barça que iban al fútbol por inercia pero ahora ves a la gente que acude toda con camisetas del Deportivo, con muchos niños cogiendo el testigo de sus padres...
Soy socio del club desde hace muchos años; al principio era abonado de modo esporádico porque mi profesión apenas me permitía ir al fútbol, pero desde el partido contra el Milan en 2004 ya no fallé a mi cita anual en la renovación del carné de socio.
En todo este tiempo que he vivido de deportivismo ha habido varios jugadores que me marcaron pero por encima de todos ellos destacaría a Djalminha, me hizo disfrutar mucho sin duda porque verlo jugar era un auténtico espectáculo. A veces, como genio que era, se le iba un poco la olla y nos dejaba con uno menos pero fue un futbolista descomunal. Como futbolista y como persona me encantaba Joan Capdevila. Tuve el honor de fundar la peña que llevaba su nombre. Teníamos una gran relación con él, es una persona fantástica. Se sacaba fotos con todos los aficionados que se la pedían, nunca hizo un feo a ningún seguidor, se portaba muy bien con los peñistas y con la gente en general.
Empecé a pintarme la cabeza con los colores blanco y azul justo después de la remontada ante el Milan porque vi la película Braveheart y se me ocurrió ir así siempre a Riazor. De hecho, en mi casa como con platos del Deportivo, bebo en vasos del club, tengo tenedores y cucharas del Dépor... no utilizo nada de vajilla que no sea de mi equipo.
Llevo veinte años pintándome la cabeza para ir a Riazor y seguiré así toda mi vida, hay gente que se para y se saca fotos conmigo porque es algo diferente, a veces me ven por la televisión y creen que soy alguien típico en el deportivismo, sobre todo los aficionados que vienen de afuera. A mí con esta iniciativa me gusta demostrar por fuera el sentimiento que llevo por dentro.
Esta temporada el equipo no ha arrancado demasiado bien, es un año de transición, aspiro a permanecer en la categoría sin más. Si después los resultados mejoran y podemos soñar con el ascenso, pues mejor pero en principio no me hago demasiadas ilusiones con ello.
Debemos ser conscientes del potencial que tenemos y saber que somos un equipo recién ascendido, con todos los cambios de exigencia que ello implica. Ahora mismo el primer objetivo es mantenerse en Segunda.
Lo del cambio de entrenador es complicado porque pueden pasar cincuenta técnicos y no cuajar ninguno, así como puede llegar alguno que se asiente en el club. Si entre todos hacen grupo hacen real el significado de la palabra “equipo”.
Este año me gustaría hacer algún desplazamiento como los que ha realicé a Barcelona, Pamplona, Villarreal... pero este año estoy bastante condicionado por la dedicación que exige mi trabajo.