La silueta de un ganador en una camiseta del Dépor eterna
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La silueta de un ganador en una camiseta del Dépor eterna

La silueta de un ganador en una camiseta del Dépor eterna
Camiseta del Deportivo en homenaje a Arsenio | RCD

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Todos sabían que se iba a marchar y ni el Rey iba a cambiar esa decisión. “Arsenio, es una pena que te vayas ahora”, le dijo Juan Carlos I en el palco, con las dos reales manos sobre los hombros de aquel sesentón canoso que acababa de ganar el primer título de su carrera deportiva, también el primero que festejó el Deportivo. El partido, contra el Valencia en el Bernabéu, había empezado el 24 de junio y finalizó tres días después. Entre medias un chaparrón de época y un ir y venir de seguidores blanquiazules por la vieja Nacional VI.


Arsenio Iglesias se sentía muy próximo a aquella gente. El cambio generacional en la grada de Riazor había silenciado a los críticos. Con todo, el club había decidido diseñar otro Deportivo y contratar a JB Toshack, al que incluso había presentado sin acabar la temporada. A Arsenio le disgustó aquel trajín. Pero el hombre que declaró que aborrecía a los ganadores natos tenía una última bala para despedirse con el triunfo que merecía y que un año antes se le había negado desde los once metros. La disparó y dio en la diana. Por eso, ya en el fervor de la victoria, sostenido por Fran y Villarroya, alzó alborozado la copa al cielo, ya calmado, de Madrid. Jamás se le había visto así de desatado.


El fotógrafo Juan Navarro captó aquel momento para la revista Don Balón y hoy el Deportivo lo lleva a una de las camisetas que lucirá la próxima temporada, a la que luce (por undécimo ejercicio consecutivo) la bandera gallega. Sobre su franja se traza Arsenio en una foto eterna, la del colofón del partido 714 en el que defendió el escudo del Deportivo. Al día siguiente al llegar a Alvedro, Arsenio salió a la antigua balconada del aeródromo para saludar a la muchedumbre que esperaba al equipo y volvió a ofrecer una imagen similar con la Copa bien sujeta por su mano derecha. Y allí ofreció a la prensa detalles sobre su conversación con el rey en el palco. “Me preguntó si era verdad que me marchaba y yo le dije que sí, así que al final me deseó una feliz retirada. Ya sabéis, cosas que dicen los reyes...”.


“Arsenio Galego” ha bautizado el club a la casaca que lleva además como lema una de las muletillas más empleadas por el Zorro de Arteixo, el “qué duda cabe”, un tratado de retranca en apenas tres palabras. 
Arsenio no necesitaba más para hacerse entender. “Mínimo esfuerzo, máximo rendimiento”, zanjó para explicar como se puede ganar una Copa del Rey en nueve minutos, los que se jugaron en la continuación del partido suspendido la tarde de San Juan y que comenzaron con un increible gol de Alfredo. 
Aquel gol hizo que Arsenio se postrase de rodillas sobre el césped. “Si la vida te aprieta hay que saber ponerse de rodillas”, explicó después. 


Y qué duda cabe. 

 

La apoteósis del Superdépor

Don balon
Don Balon 3-9 julio 1995

El próximo mes de junio se cumplirán treinta años de aquel  triunfo reflejado en la mítica revista Don Balón, editada en Barcelona entre 1975 y 2011. “Arsenio se despide con la Copa”, señalaba en portada. Parecía el final de su trayectoria, pero meses después aceptó una oferta del Real Madrid para marcarse un último baile en la misma casa donde logró su mayor triunfo. Aquel número del Don Balón albergaba también un artículo firmado al propio Arsenio  y en el que describía sus sensaciones. “Ha valido la pena sufrir tanto”, explicaba. “Lo pasé tan mal que el martes [día en que continuó el partido aplazado el sábado por una tormenta de granizo] no pude comer nada desde las nueve de la mañana”, agrebaga. Y concluía: “A partir de ahora voy a dormir muy bien”.


El título, y el devenir de un equipo que en los meses siguientes perdió la seña de identidad del orden y talento que le había inculcado, sirvió para agigantar la figura de Arsenio sobre la que se generaba un debate que se convertía casi en unánimo apoyo si se consultaba al sector más joven de la bancada de Riazor. 
Por eso fue en aquel tiempo que precedió a la final contra el Valencia, y cuando ya se sabía que Arsenio tenía su relevo preparado y poco menos que calentando en la banda, cuando desde la curva de la grada de General (entonces se conocía popularmente así a la curva de Marathón) empezó a brotar un cántico que reflejaba el sentir de mucha gente: “Hay un hombre en Riazor / al que todos tratan como un cabrón / Él fue quien nos ascendió / nos salvó en la promoción / y a la UEFA nos llevó / Tribuna menos criticar / dedicaos a animar / Arsenio tú nunca te irás / con los Blues siempre estarás / Este canto es para tí / venga todos a cantar / Arsenio quédate, Arsenio quédate, Arsenio quédate”.

La silueta de un ganador en una camiseta del Dépor eterna

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