“El partido no ha acabado”, explican fuentes de la candidatura mundialista de Valencia. En la tercera ciudad más poblada de España, sede de la selección en 1982, arrecian las críticas contra quienes no han sabido ponerse de acuerdo para acceder a donde se supone que deberían de estar, entre las once ciudades españolas que albergarán partidos del Mundial 2030, pero se apunta a que desde el banquillo de suplentes aprovecharán cualquier traspiés de una de las titulares para que se produzca una sustitución. Y las discrepancias en A Coruña no sólo son una gran noticia para ellos sino un aliciente para escenificar una unidad de la que han carecido hasta el momento.
Por eso Luis Cervera, director general de Deportes de la Generalitat, ha enviado una misiva a la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) para interesarse por el proceso de selección, criterios y puntuaciones en nombre no sólo del gobierno autonómico sino del ayuntamiento de la ciudad, federación territorial y Valencia CF. “Todavía estamos a tiempo”, apunta Cervera en una carta en la que lamenta “las graves consecuencias de la decisión para Valencia y la Comunitat Valenciana”. Cervera envió una segunda comunicación al Consejo Superior de Deportes (CSD) para asegurarse si la decisión de excluir a Valencia se tomó exclusivamente desde la RFEF o si ha participado también el Gobierno a través del CSD.
En realidad el presidente del CSD, José Manuel Rodríguez Uribes, se ha manifestado a favor de la candidatura de la capital levantina. No es el único que la mira con simpatía: en la FIFA no dan crédito a que Valencia se quede al margen de las once ciudades elegidas y más cuando se había desbloqueado la licencia de obras para retomar la construcción del Nou Mestalla, un coliseo que aportaría 70.000 butacas y cuyas obras llevan quince años paralizadas.
Aparcadas por un tiempo las discrepancias, incluso el Valencia liderado desde Singapur por Peter Lim apunta en un comunicado que está “al lado de las administraciones públicas”. “Un recinto deportivo de este nivel no debe quedar fuera de un torneo que se precia por contar con las mejores instalaciones de un país”.
Las presiones hacen mella en la RFEF, que recibió las discrepancias expresadas por el Deportivo en la mañana de ayer entre el estupor y el desagrado. Los federativos, que apostaron por A Coruña y su proyecto, expresaban su disgusto por la situación generada en la ciudad apenas unas horas después de hacer oficial una noticia que debería generar ilusión y alegría. Y exigirán una unidad de acción que ahora debe intentar recomponerse.
El cisma en A Coruña generó también reacciones en Vigo, donde la confirmación de que la ciudad no iba a ser sede mundialista había desatado una tormenta política entre excusas por una supuestamente animadversión. “A Vigo no le queda otra que asumir una dolorosa derrota”, explicaba en su edición de ayer el Faro de Vigo. Y aunque amanecieron creyendo en la posibilidad de que el VAR les diese una opción de volver atrás en la jugada no hay caso: si se cae A Coruña, las bazas son para Valencia, donde Las Provincias abría en la tarde de ayer su web con un titular descriptivo: “Lío entre el Dépor y los políticos por el Mundial de 2030 que abre una rendija a Mestalla”.