La parroquia deportivista volvió a marcar la diferencia en cuanto a fidelidad en la categoría de bronce del fútbol estatal.
Alrededor de 1.500 seguidores blanquiazules se desplazaron el fin de semana hasta Ponferrada para abarrotar la grada visitante de El Toralín y dejarse ver por más zonas del recinto berciano, que posee un aforo de 8.500 butacas.
Entre ellos, dos autocares fletados por la Federación de Peñas del RC Deportivo, que llegaron a la ciudad berciana a las 11.30 horas del propio domingo y regresaron una vez concluida la contienda.
Los ‘fans’ de Riazor estuvieron a la altura en un desplazamiento marcado por las buenas relaciones existentes entre los adeptos de ambos bandos, que protagonizaron una previa de hermanamiento total.
Al finalizar la contienda, la A-6 se convirtió en un auténtico hervidero de vehículos particulares que emprendieron en viaje de regreso a casa sin incidentes reseñables.
Numerosas agrupaciones blanquiazules de todo el panorama nacional e incluso alguna del extranjero no se quisieron perder una cita en la que el Deportivo sí dio el nivel esperado pero en el que tuvo que remar contracorriente buena parte del choque.
Tras el pitido final del controvertido Pozueta Rodríguez, equipo y afición agradecieron mutuamente el esfuerzo realizado en Ponferrada, restañando así las heridas del pasado encuentro en Riazor con derrota ante el filial del eterno rival, el Celta de Vigo.