Jon Rivas (Bilbao, 1959) es un referente en el mundo del periodismo. No solo por cómo escribe, sino también por cómo lo transmite. De su puño y letra salen algunas de las mejores crónicas de su querido Athletic Club y de las grandes vueltas ciclistas en medios como El Mundo, El Correo o El País. A pesar de ser uno de los más grandes, se muestra cercano y habla sobre el Deportivo, un equipo al que le tiene mucha simpatía.
¿Cómo surgió esa pasión por el fútbol y el ciclismo?
Mi pasión por el fútbol empezó como la mayoría. En Bilbao somos todos del Athletic y eso es algo que pasa de padre a hijos. En cuanto al ciclismo, me empezó a llamar la atención por una carrera que se corre en mi pueblo, Getxo. De ahí, pasé a ver a Eddy Merckx en la tele.
¿Se imaginaba trabajar cubriendo esas dos disciplinas?
La verdad es que no. Cuando empiezas a estudiar periodismo, estás pensando en otras cosas como ser corresponsal de guerra. En seguida empecé a colaborar en periódicos en Bilbao, haciendo crónicas de Tercera División. Lo del ciclismo vino casi de casualidad. Yo trabajaba en un periódico en Málaga y llegaba la Vuelta a Andalucía. Entonces, mandé a un becario a la carrera porque a mi no me interesaba en absoluto. Sin embargo, cuando volví a Bilbao, llegó la primera Vuelta al País Vasco que tenía cerca, en el año 1992, y pregunté: ¿Quién va a ir a hacer esto? y como nadie contestó fui yo. Empecé en el 92 a hacer ciclismo y en un par de años empecé a hacer Giro de Italia, el Tour de Francia y la Vuelta a España y hasta ahora.
¿Qué le gusta más: ser cronista de fútbol o de ciclismo?
Me gusta más ser cronista de ciclismo porque no sufro. En el fútbol, si trabajas en un periódico local puedes soltar tu pasión en las crónicas escribiendo del Deportivo o del Athletic, mientras que si lo haces en un periódico de ámbito nacional, como es mi caso, tienes que restringirla. Por ejemplo, en un Athletic-Deportivo no puedo hacerla pensando que soy del Athletic. En el ciclismo puedo dar rienda suelta a la pasión.
¿Cuál es su primer recuerdo del Deportivo?
Mi primer recuerdo del Dépor es cuando era pequeño y coleccionaba los cromos. Me acuerdo de los de Joanet, Seoane o Zugazaga a finales de los años 60. También me acuerdo de Riazor, que es un campo precioso, al que le faltaba una grada.
En él se vivieron momentos alegres y tristes.
Pues sí. Siempre me acuerdo dónde estaba el día que Djukic falló el penalti contra el Valencia. Es un recuerdo impactante tanto para los coruñeses como para el resto de España. Todos pensábamos que iba a ganar la liga. A mi me cogió pasando un fin de semana con mi mujer en un Parador de Santillana del Mar. Estando allí, mi mujer decidió bajar y yo le dije que esperase un poco a que acabase el partido. Cuando bajé, me miró y me dijo: que cara traes. Yo le dije que a qué no sabía lo que había pasado y ella me contestó que el Deportivo había fallado un penalti y que había perdido la liga.
Eso dolió en toda España.
En A Coruña lo recordaréis más, pero fuera la gente se quedó muy impactada. Todo el mundo pensaba que aquella liga era del Dépor. Chocó mucho que no lo lograse. También tengo un gran recuerdo de cuando ganó la Liga con Javier Irureta, que es un gran amigo mío. Me alegré muchísimo.
¿Se queda con algún jugador de la historia del Dépor?
Me quedo con la época en la que se juntaron Bebeto, Mauro Silva y compañía. Tampoco me olvido de que cuando subió a Primera en 1991 con Arsenio, el portero era Josu Anuzita. Es un recuerdo bonito porque tengo mucha afinidad con él.
Después de unos años malos, parece el Dépor está recuperando su nivel. ¿Qué espera de él en Segunda?
No estoy siguiendo mucho la Segunda División, pero supongo que le costará un poco ponerse en el camino de estar en Primera. Lo que no se puede negar es que el Dépor tiene una afición a prueba de bombas. Lo que ha vivido en Segunda B y que haya mantenido la fidelidad de su afición es insuperable. Es uno de esos clubes que tiene potencial para estar en Primera. Costará, pero creo que pronto lo logrará.
La afición del Athletic Club no dista mucho de la blanquiazul.
Las dos son aficiones muy fieles. En San Mamés siempre suele haber muy buena entrada, pero cuando el Athletic estuvo a punto de descender a Segunda fue cuando más gente hubo en el estadio. En Bilbao, era casi una cuestión de estado. La gente llenaba el campo para poner su granito de arena. Con el Dépor ha pasado lo mismo. Ha estado unos años atravesando el desierto, pero siempre con el apoyo de su afición.
Son los hijos de las ciudades.
Naces en A Coruña y lo más natural es ser del Dépor. No entiendo cómo alguien que nace en Bilbao o en A Coruña sea del Madrid o del Barça. Eso es lo fácil. Lo bonito del fútbol es ser del equipo de tu ciudad.