El único desembarco triunfal en Ferrol fue el de los Riazor Blues. A la antigua usanza. Pero por tercer partido consecutivo, el Deportivo no acompañó a la afición. Un punto y gracias. Cierto es que el Racing no tiró entre los tres palos y que Arturo perdonó lo que no está en los escritos (por eso del apellido), pero a los puntos, como suele decirse, este combate nulo tuvo más verde que blanquiazul. Los dos quedan en la tabla igual de mal, a cuatro puntos de Alcorcón y Castilla. Los ferrolanos, con la posibilidad de adelantar a los herculinos si ganan el partido suspendido con el Córdoba.
Apenas quedaron asientos libres en a Malata, con cerca de 2.000 deportivistas y ambientazo en el ‘derbi de las Rías Altas’. En el césped, sorprendió el Depor, más por el once que por la puesta en escena. Olabe, de vuelta tras cumplir sanción, fue ‘castigado’ con la suplencia. Sin Isi Gómez por acumulación de amarillas, Óscar Cano no eligió al ‘8’ sino al ‘20’, Max Svensson. Rubén Díez se mantuvo en la medular, con Diego Villares a su lado, y el dibujo de Óscar Cano fue variando entre el 4-4-2 y el 4-2-3-1 en función de la altura de Lucas Pérez, al fin con un compañero de ataque en la propuesta inicial. Atrás, Jaime Sánchez sentó a Lapeña.
Fue el tercer delantero, Alberto Quiles, asimétrico, como solía decir Jabo Irureta, el que acercó por primera vez al Deportivo al área visitante. Su incursión fue exitosa hasta el área, pero allí disparó desviado.
Con sol (un problema para Mackay en el primer acto) y las dos aficiones volcadas, el pulso fue bonito en la grada y en el terreno de juego. Sobre el papel y también en el verde, el Racing fue capaz de robar balones y transitar. Lo había trabajado el Deportivo en los entrenamientos, pero una cosa es la teoría y otra, la práctica. Los de Cristóbal Parralo encontraron fisuras y Álex López fue la principal amenaza en los albores del choque con un disparo desde la frontal con el exterior de la pierna derecha que se le marchó desviado (min.13) y otro desde el círculo central con el que intentó emular, sin éxito, el gol de Iban Salvador (min.19). Mackay estaba más atento y el lanzamiento fue impreciso.
Con otros nombres, con otros jugadores, el Deportivo se mostró fiel a su versión visitante, muy a pesar de la afición.
Los blanquiazules tejieron poco fútbol. Una de las pocas, en el ecuador del primer tiempo con un pase de cara de Svensson y una rosca de Quiles que no describió la parábola que buscaba el onubense. Fueron momentos buenos de los deportivistas, que cargaron por la derecha con un centro de Antoñito que prolongó Quiles y no remató bien Svensson, aunque en fuera de juego.
Carlos Vicente, en su línea habitual, fue una pesadilla para el Depor en general y para Raúl Carnero en particular. El Racing lo explotó al máximo.
En los herculinos, Lucas no era el de siempre, quizás diezmado después de una semana con dos días a menor ritmo. Eso sí, aun a medio gas, el ‘7’ es desequilibrante y convirtió un robo de Villares en una asistencia que no interpretó correctamente Svensson y que le habría dejado solo ante el portero.
El Racing apretó en el tramo final del primer acto. Carlos Vicente avisó después de dejar a cuatro deportivistas atrás y Héber lo confirmó con un gol baloncestístico: hasta tres veces le dio con el brazo y acabó metiendo el balón con la mano. Lo increíble es que protestara la decisión arbitral, que fue lo que le costó la amarilla.
Tras el descanso, el partido fue un correcalles. Rubén Díez empezó a generar peligro, pero en campo propio. Primero, con un clamoroso fallo de marcaje en un córner que cabeceó libre Carlos Vicente y, segundos más tarde, jugándose la roja por una falta que no fue sancionada.
El Deportivo se levantó con las apariciones de Soriano. A los 53 minutos filtró para Quiles, que no pudo ejecutar con la izquierda y flojeó con la derecha.
Los movimientos de Carlos Vicente y de Heber Pena pusieron en jaque al Depor. Cano llamó a Olabe para intentar cerrar el grifo. Pero poco cambió el panorama. Fornos y Vicente volvieron a ganar la banda y Jaime logró despejar en el área, donde Antoñito chocó con Mackay y tuvo que ser atendido.
La más clara
Cristóbal planteó permutas ofensivas en su equipo. Quería el partido. El Depor optó por mantener la estructura. Arturo por un voluntarioso pero desacertado Svensson fue el segundo cambio de los herculinos en A Malata. Si falló el ‘20’, más sangrante fue lo del ‘14’. El lince de Vilalba, Villares, interceptó un balón en tres cuartos, trazó la pared con Lucas, remató forzado, despejó Gazzaniga y Arturo, con todo para marcar, envió fuera. Incomprensible.
Los desmarques de ruptura del Racing fueron un quebradero de cabeza para los blanquiazules. Padilla desaprovechó uno asustado por Mackay ya en la recta final del choque.
En el minuto 89, otros dos cambios: Quiles y Soriano al banquillo para que entraran Yeremay y Kuki. Poco tiempo les dio el míster para que rompieran las tablas de un partido que el Depor acabó con diez por expulsión de Raúl en el descuento. Nadie quería perder y nadie ganó.