Un once reconocible, que se pueda decir de carrerilla, es lo que el cuerpo técnico del Deportivo está consiguiendo.
El míster blanquiazul Óscar Cano está dando continuidad en los partidos y trasladando a los entrenamientos una alineación prácticamente fija y solo condicionada por factores como las sanciones o los problemas musculares. 
 

Durante la sesión de ayer de trabajo en la Ciudad Deportiva de Abegondo Cano volvió a insistir en ese equipo, durante un ejercicio de once contra once en el que no dejó de dar instrucciones a sus pupilos. Formó con Ian Mackay en la portería, línea de cuatro con Raúl Carnero por la izquierda, Antoñito por la derecha y pareja de centrales con Pablo Martínez y Adrián Lapeña.

En la medular, tras la vuelta de Villares, después de recuperarse de su esguince cervical, estaban Roberto Olabe y Rubén Díez, timón de los herculinos y uno de los jugadores imprescindibles en los planes del preparador granadino, que no ha dejado de poner en valor a un futbolista que asegura que, si tuviera otro físico, afirma que habría jugado en categorías superiores.

En punta de ataque Max Svensson, fiel compañero de Alberto Quiles, en el ala derecha, con el que ha hecho buenas migas y al que ha enseñado la puerta al gol y Mario Soriano por la izquierda.

Alternativas

En el otro equipo, en el que se alternaban los arqueros Pablo Brea y Edu Sousa, estaban Álvaro Trilli, Jaime Sánchez, Borja Granero, Retu, Álex Bergantiños, Brais Val, Kuki Zalazar, Víctor Narro, Yeremay y Gorka Santamaría.

Un trabajo, que supuso el tramo final del entrenamiento, en el que Cano estuvo explicando a sus jugadores movimientos y posicionamiento de cara al encuentro del próximo 8 de enero ante Unionistas a las 19 horas en el Abanca Riazor, en el que será el primer duelo de 2023.