¿Quién no querría ver un partido desde el balcón de su casa? Una seguidora blanquiazul, residente en Elda desde hace 25 años pero oriunda de Eirís, no desaprovechaba la oportunidad de ver los encuentros del Eldense desde la comodidad de su privilegiada vista.
Hasta este domingo. “Si viene al Dépor voy al campo”, le contó a María Novo, una aficionada coruñesa que lleva 28 años residiendo en Valencia. “Nos comentó que no le habían dejado comprar una entrada de grada visitante en Elda”, explicó Novo sobre la seguidora, que llevó con ella al partido a su perrita Leia, ataviada con una bufanda deportivista.
“Había mogollón de gente, pensamos que se había vendido muchas menos entradas. La grada visitante, situada en el fondo de una de las porterías, no estaba llena pero casi y la mayoría éramos del Dépor. Al final vino más gente de la que se pensaba”, comentó. Incluso se vio una bandera de Holanda, con guiño incluido a Eddahchouri.
Les sorprendió lo que pasó con Obrador, que sufrió un golpe de calor, pues la jornada no fue especialmente calurosa. “Hacía un día de primavera, pero tampoco de excesivo calor. Cuando le pasó nos cogió del otro lado del campo. Hacía como mucho 20 grados y eso tirando por lo alto. Hizo ‘un día de Fallas’, como solemos decir aquí. Es cuando empieza a hacer buen tiempo, pero te llevas una chaquetilla”, indicó María.
Aunque no hubo quedada en Elda propiamente dicha, sí que se notó la gran cantidad de seguidores deportivistas presentes y que coparon los aledaños del estadio en las horas previas al encuentro.
“Nosotros comimos en un bar muy cerca del campo, donde había gente del Dépor, entre ellos los padres de Pablo Vázquez, que se nos presentaron. También estaba por allí la mujer de Canales, el que fue portero blanquiazul. Podías ver seguidores del Dépor en las terrazas y por la calle”, aclaró.
No obstante, detectó a la afición algo más fría en el choque. “Creo que hubo momentos en los que estuvimos un poco ‘apalancados’ y animando poco. Y cuando nos metieron el primer gol nos quedamos... La gente también se quejaba por la hora, que es un poco la de la siesta”, reconoció. “Al final del partido se acercaron los jugadores, aunque no mucho. Vinieron a saludar y les aplaudimos. No vamos a condenarlos por esto, hay que seguir animando”, zanjó María convencida.