Sonrientes como estaban Inés Rey y Juan Carlos Escotet en el palco de Riazor bajo la solana que acompañó el ascenso del Dépor Abanca, nada hacía presagiar que entre el Ayuntamiento y el máximo estandarte deportivo de la ciudad se iba a abrir un abismo. Quizás ya estaba abierto por las entretelas que ya sugerían que el convenio que regula el uso del estadio por parte del club iba a generar un problema. Se evidenció nada más lograrse el ascenso cuando los rectores blanquiazules decidieron demorar la clásica visita del equipo a María Pita. La prórroga del convenio se firmó en un escenario que disgustaba al Deportivo, que se sintió obligado porque la inscripción en LaLiga necesitaba de esa firma. Y la precaria paz saltó por los aires el pasado sábado con un comunicado mañanero que calificaba de “aventura” el proyecto mundialista que había recibido el espaldarazo federativo sobre los de otros pretendientes como Valencia y Vigo.
El Ayuntamiento buscó un interlocutor en el Deportivo durante las semanas que se sucedieron al ascenso del equipo, pero no lo encontró. Ahora es el club el que solicita a través de un escrito una cita para hablar. Y la difiere hasta más allá del 11 de agosto, después del Teresa Herrera. Argumentan que antes el equipo estará en Portugal en un retiro que demanda la presencia de los interlocutores que deben hablar con el ayuntamiento.
“No estamos en contra de que el Mundial venga a A Coruña”, aclaran en el Deportivo, pero admiten que se ha generado un clima de desconfianza. Y los puntos de fricción no cesan. A la entidad blanquiazul le disgusta que el plan pase por ampliar el estadio hasta más allá de los 48.000 espectadores, con una tercera bandeja de la que se tendrán que ocupar de su mantenimiento y que, explican, se quedará vacía en bastantes partidos. No fue, con todo, el mensaje que transmitió el Dépor cuando el pasado mes de febrero el ayuntamiento presentó, según explican para su sorpresa, unas infografías con el nuevo Riazor de tres bandejas. “Ahí seguramente nos equivocamos”, asumen. Entonces el club no dijo esta boca es mía y en las semanas siguientes se deslizaron noticias sobre el interés de más de 11.000 personas en hacerse con un abono del equipo, de manera que parte de la opinión pública consideró que el nuevo Riazor no estaría coronado por graderíos desiertos.
Desde finales de la pasada semana, el Deportivo se está poniendo en contacto con esos interesados para que confirmen intenciones y apunta que ya son 5.800 los que, por ahora, han contestado que siguen queriendo adquirir la categoría de socios. Aún así se considera que 48.000 butacas son muchas y piden una solución que implique un aforo menor.
También reclama el Deportivo más “detalles técnicos” sobre la remodelación de Riazor, que en el Ayuntamiento sostienen que conocían “al dedillo”. “Estuvieron presentes en todas las reuniones desde el minuto uno y los documentos técnicos los elaboraron ellos”, argumentan en María Pita. El Deportivo, además, se encontró en un momento de este proceso con una detallada documentación “en inglés” al que debían agregar su firma y así garantizar que las reformas estarían listas dos años antes del Mundial, un compromiso de disponibilidad del estadio para la FIFA. Tras consultar con sus abogados decidieron no rubricarlo. “En la Federación lo entendieron”, explican. “Desde la Federación les explicaron que no tenían que firmar nada porque ellos no tienen por qué garantizar nada al no ser los propietarios del estadio”, sostienen en el Ayuntamiento coruñés.
Subyace, en fin, una discrepancia económica para explicar el motivo por el que el club no acaba de entrar con una aportación monetaria al proyecto de candidatura. En el club estiman que viniendo de una situación límite como la que acaba de superar la entidad no es aconsejable volver a endeudarse en un gasto complicado de amortizar sin subir a la máxima categoría. Y ahí ya se entra en una cuestión que semeja tomada entre alfileres a estas alturas, que es la distribución del coste de las obras y quienes la asumirían. “No voy a entrar en cuestiones de porcentajes”, deslizó la alcaldesa sobre algunas especulaciones que ya han trascendido y que generan perplejidad en varias de las instituciones a las que les concierne.
Podría ocurrir incluso que el club se quedase fuera de una ecuación en la que entrarían Xunta, Diputación, Ayuntamiento y capital privado de una sociedad interesada en formar parte del proyecto. ¿Podría prosperar una sede sin la participación del Dépor? No parece la mejor carta de presentación ante unos organizadores que quieren consensos. Así que Ayuntamiento y Dépor están condenados a entenderse.
“Zaragoza es el modelo”, sostiene el Deportivo. También el Ayuntamiento. Allí el la candidatura nació entre bloqueos hasta que en octubre de 2023 el presidente del Gobierno de Aragón, Jorge Azcón, mandó parar. “Es la hora de los políticos. Los plazos apremian”. Poco después se presentó una sociedad mixta que integra capital público y privado con Ayuntamiento, gobierno regional y máximo accionista del Real Zaragoza. Ahora se apunta que también puede entrar una entidad bancaria, Ibercaja.
La vetusta Romareda ya está siendo demolida. Se levantará un estadio cuyo coste no bajará de los 150 millones de euros que estará acabado a principios de 2028 y Zaragoza ha entrado por la puerta grande en el Mundial. La nueva Romareda tiene unas previsiones de ingresos de más de 5 millones de euros anuales por eventos que no tienen que ver con el fútbol y aumentaría su aforo de 43.000 a 50.000. En A Coruña el planteamiento del Ayuntamiento para el nuevo Riazor es similar, el de un estadio multiusos que no solo entre en el circuito de los grandes conciertos como punto de referencia en el noroeste penínsular sino también como coliseo para acoger eventos corporativos de todo tipo en un entorno empresarial que entienden a la altura de una ciudad de mayor tamaño que el de la capital herculina.
“Pero en Zaragoza el convenio del club con el Ayuntamiento se ha firmado a 70 años”, precisan en el Deportivo. Y ahí emerge de nuevo el resquemor por un acuerdo firmado en medio de discrepancias y que según el club blanquiazul remite a una época (hace un cuarto de siglo) que nada tiene que ver con la actual. El Deportivo, en realidad, quiere otro convenio que genere un vínculo de al menos cuarenta años, por más que acabe de firmar la prórroga del anterior. Y espera sentarse a una mesa (sin comida) para encontrar una solución.
Mientras tanto las candidaturas que están a la espera tratan de moverse en busca de algún renuncio de las 11 elegidas por la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) y antes de que la FIFA las valide.
En Valencia hay unidad de acción de Generalitat, Ayuntamiento, Valencia y la federación territorial para pedir en un escrito a la FIFA que “intervenga” e “intermedie” con la RFEF para que el Mundial no pase de largo. “Dejar fuera la candidatura de Valencia significa dejar fuera a la tercera ciudad de España y a una de las principales comunidades con mayor experiencia y condiciones organizativas a nivel mundial en grandes acontecimientos deportivos”, subrayan en la misiva.
En Vigo, Javier Pardo, teniente alcalde y concejal delegado del área de Fomento y Servicios del ayuntamiento vigués, remitió otra carta al comité organizador de la RFEF para que explique las razones por las que rechazó a Balaídos y apunta que hubo “total opacidad” en el proceso. Vigo también exige que se le traslade la documentación acreditativa del baremo y criterios objetivos utilizados para el proceso de selección de las sedes en España, así como la que recoge las puntuaciones otorgadas y todas las observaciones para puntuar las sedes que se han presentado al proceso de selección