Vejle, ciudad en la que nació Allan Simonsen, una de las grandes leyendas del fútbol danés, ha acogido durante las dos últimas temporadas y media —con posibilidad de continuación— a un central que vistió la camiseta del Deportivo en Primera División en 47 ocasiones, Raúl Albentosa (Alzira, 1988). El valenciano se ha erigido en el jefe de la retaguardia de un club con un pasado glorioso —aunque conquistó su último título en 1984, en sus vitrinas figuran cinco Superligas de Dinamarca y seis Copas— y un presente mucho más modesto. Tras conseguir la permanencia en la máxima categoría danesa con su equipo, el exblanquiazul disfruta de unos días de vacaciones en su localidad natal y nos atiende minutos antes de que España se estrene en la Eurocopa 2024 con una goleada sobre Croacia (3-0).
¿Qué tal la experiencia en el Vejle Boldklub?
Brutal. La pasada temporada, ganamos la liga en la segunda categoría, siendo líderes desde el primer partido. Y este año, quedamos cuartos por la cola, que allí bajan dos y seis juegan el ‘playout’ por no descender, pero nos salvamos.
Lo has jugado casi todo.
Sí, casi 80 partidos en estos dos años y medio en una liga que aunque mucha gente en España cree que es más amateur o más para retirarte, no es así, porque yo soy el más veterano. Aquí son jugadores muy jóvenes, es una liga parecida a la Premier League porque es de muchas transiciones y que está considerada la decimocuarta del mundo. Hay muchos ojeadores del Sevilla, del Valladolid y de otros equipos de la Liga española y se sorprenden con el nivel que hay. A los seis meses de llegar me dieron el brazalete, cuando ya estaba muy metido en el club, y ahora quieren renovarme un año más, pero estoy de vacaciones con la familia y quiero pensarlo y mirar qué opciones va a haber. Es un poquito duro por el tema del frío, aunque más o menos nos adaptamos, pero el sistema educativo es totalmente diferente y mi familia se volvió por los niños.
¿Cómo te dio por irte allí?
Después de mi grave lesión en el tendón de Aquiles, jugué en el Dinamo de Bucarest. El director deportivo que me llevó a Rumanía fichó después por el Vejle y me dijo que quería que fuera importante en su estructura. A pesar de que los dueños del club no me querían fichar por el tema de la edad, finalmente firmé, primero por seis meses, y después, por las dos temporadas siguientes.
Físicamente me veo mejor que nunca: he rendido bien en una liga con mucha transición
En septiembre cumplirás 36 años, pero se te ve con ganas.
Sí, porque físicamente me veo mejor que nunca. Tras ese parón de dos años por la lesión, siento que he rendido bien en una liga con mucha transición, mucho jugador joven que quiere crecer... Me veo bien físicamente, mentalmente soy mucho mejor, entiendo mejor el fútbol, con más experiencia, y creo que esa figura dentro del equipo es necesaria, y más con jugadores tan jóvenes.
Jugaste 93 partidos en Primera, 47 de ellos con el Depor entre 2016 y 2018. Las críticas te acompañaron bastante. ¿Qué recuerdos guardas?
Es el único club que me dejó un sabor amargo por no haber podido triunfar. En todos los equipos donde he jugado siempre me he ido con un buen sabor de boca por lo que pude dar. Entonces, más que por los detractores que tenía, me quedó ese mal sabor por mí mismo, porque me gusta terminar bien en los sitios. Fue un cúmulo de circunstancias, sobre todo desde que se fue Gaizka Garitano, porque entre la gente que tenía en el día a día dentro del club, compañeros y tal, no había esa sinergia, esa atracción de jugadores, directivos, entrenadores. Mentalmente me vine abajo porque ahora, con redes sociales, internet, y todos los medios de comunicación, te puedes hacer el ‘harakiri’. Pero el 2 de junio estuve viendo el Castellón-Depor, porque es un club al que le tengo cariño.
Tremendo partido, jugado a un ritmo vertiginoso.
Fue una locura. Para los aficionados de fuera... para mi hijo, por ejemplo, fue increíble porque hubo goles por un tubo y muchas ocasiones.
El Depor es el único club que me dejó un sabor amargo. Mentalmente me vine abajo
El líder del ascenso ha sido Lucas Pérez, con el que compartiste vestuario en el cuadro deportivista. Ha acabado la temporada con unos números espectaculares.
No es fácil. La gente se cree que como venía de Primera División, iba a ser el Ronaldinho de Primera RFEF, pero eso luego lo tienes que demostrar y él lo ha demostrado. A Lucas le guardo un cariño increíble porque dentro del vestuario, cuando yo estuve, era una referencia porque es coruñés, tiene ambición, muchísima calidad, esa personalidad de ir hacia delante, no esconderse nunca... y ése fue un año jodido para él porque tuvo opciones de meter goles, pero no se le daba por lo que fuese, aunque no por presión, porque más presión de la que podía tener ahora, jugando en la tercera categoría y habiendo asumido el reto de irse de la Primera para jugar en su club y subirlo al fútbol profesional... y lo ha logrado con creces. De hecho, había gente aquí en Alzira que estaba hablando del Depor y decía, ‘Lucas está para ir a la Eurocopa’ (risas). La gente se cree que es fácil, pero ir a campos donde el césped no está al primer nivel, es muy complicado. Hay muchos condicionantes que dificultan los partidos y hacer esos números no es sencillo en ningún lado. Si tienes más nivel que el resto, tienes que demostrarlo, y él lo ha hecho. Ha sido una locura, para mí, un referente. Siento muchísima alegría por él.
Hubo quien le tildó de loco cuando dejó el Cádiz.
La gente te llama loco cuando haces cosas diferentes, pero para mí no son locos, sino genios, porque no te estancas, no te quedas en un sitio cómodo porque estás en Primera ganando mucho dinero. Lo hace poquita gente porque normalmente no se arriesga, y me gusta la gente que arriesga.
Arriesgó y logró hacer explotar de alegría a casi 32.000 personas contra el Barça B.
El Depor es de otra galaxia, porque ir esa cantidad de gente a Riazor en Primera RFEF, contra un filial, y ver cómo aprieta la gente, cómo siente su escudo, cómo se va llorando por el ascenso o por haber perdido. Y el gol que metió Lucas de falta, buf. Sinceramente, le envidio, pero es envidia sana porque hace un año le estaban llamando loco y ahora ha podido celebrar ese ascenso tan esperado en A Coruña con su gente, sus amigos, su familia, sus vecinos... y ahora, en Segunda División también va a ser una locura, porque hay más de 10.000 personas esperando para hacerse socios.
Con la euforia del ascenso, hay quien pide subir ya a Primera. ¿Puede ser un peligro?
Claro. Para mí, una cosa mala que tenía el ambiente de A Coruña era eso, porque siempre hay que ser ambicioso, pero no hay que marcarse el objetivo de si salir a lograr el ascenso o la permanencia. Creo que hay que hacer una planificación de equipo como club, con tus posibilidades económicas, lo mejor posible, con gente que luche por ese escudo hasta el último día, el último minuto. Pero no puedes marcarte objetivos sin más en la Segunda División, porque es una liga muy larga, con 42 partidos, 22 clubs, entre los que hay otros también grandes, de capitales de provincia, como Zaragoza, Málaga... el Cádiz y el Granada, que han bajado de Primera División y tienen esa fuerza económica, entonces es muy complicado. No hay que presionarnos como club en que el primer año se tiene que subir sí o sí, porque a lo mejor tardas tres. Pero si has ido haciendo camino y asciendes al tercero, habrá merecido la pena, porque si derrochas dinero, como ha pasado en A Coruña, y no haces una estructura, te puedes morir, como otros clubs.
Una cosa mala que tenía el ambiente de A Coruña era marcarse un objetivo concreto
En el Depor también coincidiste con Joselu.
Es que ese año tuvimos muy buenos jugadores, porque la mayoría siguen en activo, Carles Gil, Cartabia, Lucas, Andone, Borja Valle, Çolak, que hasta hace nada estaba jugando, Juanfran, que ha seguido en Turquía hasta hace poco. Había una calidad grande, pero creo que la estructura, los cimientos no estaban fuertes en ese momento, y fue una equivocación ponerse demasiada presión con los objetivos. No se puede salir pensando que vas a pelear por una meta concreta en una competición tan difícil, porque si no, entonces el Éibar con el que ascendí en 2014 no hubiéramos subido, porque teníamos el presupuesto más bajo de la categoría.
¿Cómo ves a España de cara a la Eurocopa?
No sé, porque tenemos gente muy joven, que te puede sorprender para bien y para mal. He visto ahora el once de la selección (la entrevista está realizada minutos antes del partido con Croacia) y por calidad y por jugadores, me gusta, aunque me hubiese llevado a Sergio Ramos como líder. Pero dentro de ese apunte, creo que los que hay se lo han merecido y vamos a apoyarlos cien por cien. Yo ya estoy aquí con mis hijos, con la camiseta, con todo puesto para apoyarlos, y ojalá juegue unos minutos el que siempre mete, como le llamo yo, que es Joselu.
Joselu tiene su rol en la selección; atesora muchos registros, no es sólo un delantero grande
¿Hará un buen torneo?
Sí. Tiene su rol dentro de la selección, igual que lo tiene en el Madrid. Ese delantero con esas características se ha perdido un poco en el fútbol, y se necesita muchas veces. Él tiene muchos registros, no es sólo un delantero grande. ¿Gana todos los duelos? Sí, pero luego es rematador, tiene calidad. Creo que este año ha hecho un gran papel en el Real Madrid con los pocos minutos que ha tenido, los goles que ha hecho, y en España, lo mismo.