El calendario invitaba al positivismo. Y la manera en la que el Fabril iniciaba el tramo final de competición también. O al menos eso hacía presagiar el triunfo contra el Bergantiños logrado en Abegondo (2-1) hace tres jornadas. Pero con la derrota cosechada ante el Salamanca el pasado sábado (0-1) todo se tuerce. Ahora, acabar la competición en puestos de playoff ya no solo depende del filial deportivista.
Las cuentas están claras. El conjunto dirigido por Manuel Pablo, dos puestos por debajo de la zona marcada en verde en la clasificación, tiene que vencer en las dos citas restantes y esperar el fallo de sus rivales en la lucha por esa quinta posición: Real Ávila —con un partido menos—, Langreo y Rayo Cantabria.
El Fabril no terminó de conectar con el partido y, merced a ello dejó escapar la oportunidad de poner pie y medio en la fase de ascenso. Ante el Salamanca, el filial deportivista revivió las malas sensaciones del duelo ante el Coruxo en O Vao, donde también se mostraron más espesos de lo habitual.
“Esto va de acertar. Sin acierto es difícil ganar”. Esas fueron las palabras de Manuel Pablo al término del partido. Pero el sábado no salió nada y el cuatro deportivista intentó tirar más de corazón que de cabeza. Algo poco habitual en un equipo que se siente más cómodo teniendo en su poder el control de la situación.
Ahora los mandos ya no los tiene el Fabril, obligado a ganar a dos equipos ya descendidos —Laredo, el próximo domingo a las 12.00, y Gimnástica de Torrelavega, domingo 4 de mayo a la misma hora— y confiar en que sus adversarios directos no hagan sus deberes para retomar el control. Para ello, los jugadores tendrán que volver a conectar con su mejor versión, de la que se desenchufaron cuando menos necesario era.