El Fabril consiguió su primera victoria de la temporada en la cuarta jornada tras imponerse (3-2) a la Arandina y Óscar Gilsanz analizó el triunfo.
El míster del Fabril empezó diciendo que “en esta categoría estamos jugando partidos que pasan por diferentes fases a las que hay que adaptarse. Hay momentos en los que estás peor y tienes que ser capaz de competir cerca de tu área, ganar duelos y ser un equipo solvente y, otras veces, como en la segunda parte contra la Arandina, tienes un caudal de juego ofensivo importante y hay que tratar de rentabilizarlo”, apunta.
“El partido fue similar (al del Rayo Cantabria) en cuanto a los golpes y a los goles porque nos adelantamos de penalti y nos remontaron muy cerca del descanso como hace quince días, pero el equipo salió con otra versión de juego en ataque en la segunda parte. Éramos capaces de superar por fuera, de llegar, de tener situaciones de peligro y el transcurrir del partido fue un poco diferente que el del Rayo Cantabria, pero la amenaza de la Arandina estaba siempre presente porque es un equipo con jugadores muy rápidos por fuera. Después tiene dos futbolistas en la zona de ataque muy potentes, con mucha fuerza, que obligan a los jugadores de la línea defensiva a trabajar con muchísima concentración y con muchísimo despliegue físico”.
Gilsanz también hizo hincapié en que “la aportación de los jugadores que entraron en la segunda parte fue fundamental, sobre todo por los momentos del partido en los que optamos por hacer los cambios. Se incorporaron muy bien. Tanto Barba como Álvaro (Santamaría) entraron en un momento delicado en el que empatamos. Necesitábamos que aportasen la energía que a los jugadores que jugaron de inicio ya se les estaba restando un poco. Cuando en un equipo se hace un buen partido en líneas generales y los jugadores que salen desde el banquillo dan un plus, es para estar satisfechos sin olvidarnos de que debemos ser más fiables defensivamente. Debemos ganar más duelos, algo fundamental en esta categoría. Tenemos que seguir mejorando en eso y en muchas cosas más. Aunque estamos orgullosos con la remontada y la victoria, debemos seguir insistiendo en ese trabajo que llevamos haciendo desde el principio y nos va a hacer que esa mejora se vea reflejada en los resultados”.
Óscar se refirió a la celebración de Jairo. “No creo que hubiese necesidad en la jornada 4 pero sí había muchas ganas e ilusión por conseguir el primer triunfo. Eso habla del ambiente que hay en el grupo. Hay jugadores con los que no contamos en toda la semana en el día a día, pero su convivencia con el resto del grupo es la misma. La unión del grupo nos va a sacar de muchos momentos malos de los partidos. Tenemos un equipo muy noble, muy sano y no podemos estar más contentos por ello”.
El míster del Fabril desveló que “a llegar al vestuario hubo un momento en el que los jugadores estaban alterados. Tratamos de calmarlos y primero incidimos en el juego, en lo que creíamos que nos estaba pasando factura. Estábamos dando muchas segundas opciones, despejes fallidos, pérdidas de balón en zonas en las que el rival nos montaba contraataques o incluso finalizaciones directas cerca de nuestra área. Intentamos convencer a los jugadores que era posible si hacíamos las cosas bien y estaban al nivel que ellos pueden estar. Los jugadores se convencieron y en su esfuerzo es donde está la otra imagen en la segunda parte”.
A pesar de haber conseguido la primera victoria, Óscar Gilsanz mostró su lado autocrítico. “Tenemos que ser más solventes defensivamente y ganar más duelos para no tener que meter tres goles en cada partido para ganar. Un equipo que tiene la necesidad de marcar tantos goles para ganar es posible que no sea capaz de conseguirlo”.
Como en todos los deportes, el Fabril podría ser otro a partir de ahora al marcarse un punto de inflexión tras conseguir el primer triunfo del curso. “Hay prisa por tener esa energía, ese oxígeno que da a los jugadores ganar un partido. Al equipo le hacía falta esa pizca de confianza que dan las victorias”, relata Gilsanz.
Por último, Óscar explicó que “Diego es un jugador que te permite exprimirlo lo máximo posible incluso no cuidando el vocabulario. Le eché una bronca porque preparamos una jugada a balón parado que al final se marcó, pero él hizo otra cosa distinta. Me enfadé un poco con él sabiendo que, en la siguiente jugada, es capaz de intentarlo otra vez. Siempre intenta hacer cosas, peligro, moverse, desmarcarse”.