“Aunque es un día triste, me lo voy a intentar tomar de una manera positiva y bonita porque ver esta sala llena ya es motivo para ello”. Así empezó Irene Ferreras la rueda de prensa de su despedida como entrenadora del Deportivo. Los hechos se precipitaron el sábado por la tarde, horas después de la derrota (2-1) ante el Sevilla. La expedición blanquiazul regresó por la noche de la ciudad hispalense y, minutos después, el club anunciaba su destitución. La tercera derrota seguida en Liga del equipo precipitó la decisión. La míster madrileña deja al Dépor en la penúltima posición con 6 puntos de 30 posibles, a dos de la zona de permanencia pero con un encuentro pendiente ante el farolillo rojo, un Valencia que tiene dos.
“Lo habitual en estos casos es venir con algo escrito y leerlo, pero me he sentido incapaz. Quería ser lo más natural posible. He hablado con las jugadoras en el vestuario antes de salir y lo más importante es que ellas sepan de primera mano lo que pienso de todo lo que hemos vivido”, continúo explicando la madrileña.
Irene Ferreras aseguraba estar “bien. Es raro porque me da mucha pena dejar el equipo y el club porque he sido muy feliz aquí. Me gustaría continuar con la historia pero acepto lo que ha pasado. Mañana o pasado mañana, cuando me levante y no tenga que venir a entrenar, que es lo que llevo haciendo todos estos meses, seguramente tenga otro tipo de sentimientos. Estoy tranquila. Me siento en paz porque hemos hecho todo lo que estaba en nuestras manos. He intentado aprender de todo lo que hemos vivido. Acepto la decisión que ha tomado el club y le agradezco la oportunidad que me da de despedirme de manera forma y cálida. Tengo claro que ha merecido la pena y que la historia continuará en otro lugar”.
Horas después de declarar, en la comparecencia previa al partido contra el Sevilla, que se sentía “capaz de sacar adelante los objetivos”, la exentrenadora del Dépor recibió la noticia que nunca desearía conocer. “Sabíamos la decisión que se iba a tomar en función del resultado, así que ha sido algo natural. Cuando llegamos (de Sevilla) le pedí al club solucionarlo cuanto antes para poder pasar página y así ha sido. Me mostraron su postura en cuanto a los resultados, algo que es innegable porque están ahí, y no me ha quedado otra que aceptar la decisión. He recibido agradecimiento por parte del club por todo el trabajo desempeñado estos meses y tengo claro que me quiero ir bien. No voy a dejar espacio al rencor ni a malas palabras. He vivido muchas cosas buenas como para no centrarme solo en eso. Estoy muy en paz por mi trabajo y muy feliz de haber hecho lo que hemos hecho con estas chicas que están aquí delante y que son maravillosas”.
Irene Ferreras se hizo cargo de un equipo tocado y con muchos problemas en el tramo final de la temporada de Miguel Llorente y lo llevó a la Liga F. “Cuando llegas a un sitio siempre haces un análisis del club al que vas. No me gusta comparar. Cada uno escribe su historia y yo he escrito la mía la parte que he podido junto con las jugadoras y con gente que ha estado y ya no está. Hemos dejado una huella bonita y un proyecto interesante. Seguro que se pueden sacar conclusiones positivas de cara al futuro con la convicción de que este equipo debe terminar en Primera División, que es lo que merece”, subraya.
Sobre la decisión del Deportivo de prescindir de sus servicios, Ferreras apuntó que “en el fútbol se pasan por muchos momentos. Hay muchas cabezas pensantes y cada una desde una postura diferente. La mía siempre ha pensado desde un punto de vista deportivo, de cómo se podían hacer las cosas. He tratado de ser auténtica siempre. He hablado mucho con Kevin y en algunas cosas hemos estado de acuerdo y en otras no tanto. Para mí, ser profesional es aprender a trabajar con gente con la que no comulgas en ciertas cosas o con la que no hay sintonía en todo. El club y yo hemos podido hablar y cada parte pudo exponer su postura. Lo más importante era hacerlo así. El Deportivo es una entidad importantísima y me voy a quedar con haber podido formar parte de la historia de este club. En verano de 2022 llegó aquí una chica de Madrid, sola, con la ilusión de poder llevar este equipo a Primera División. Me encontré una familia con la que he trabajado día a día que me ha dado energía para sacar esto adelante. Ha habido un sentimiento de pertenencia y una energía especial. En el fútbol hay momentos en los que se tienen que tomar decisiones a nivel deportivo y cada uno valora los criterios. Como entrenadora, me sentía con la capacidad de seguir sacando al equipo adelante y de que las cosas pudiesen llegar, pero no soy yo quien decide los tiempos y los criterios. Acepto y me quedo con todo lo bueno, que es muchísimo. Ahora, a descansar, a resetear, a pensar en todo lo que he aprendido y a mirar hacia delante”.
Después de conseguir el ascenso, a continuidad de Irene estuvo en entredicho. “Lo que ha sucedido no tiene nada que ver con lo que pasó en verano. Después de todos los momentos de incertidumbre, se me confirmó como entrenadora. Hemos llegado a este punto en el que los resultados no han sido los mejores. El club ha tomado una decisión y no voy a poner ninguna excusa. Hemos visto un buen equipo que ha competido hasta el último partido, con una menos y diez tías que no han dejado de correr ni un momento y con otras tantas en el banquillo animando y creyendo. Ese es el mayor significado de confianza que puede tener una entrenadora”.