El Deportivo Liceo encara hoy una cita histórica, la que puede darle su octavo título liguero, el primero desde hace nueve años y el primero en una final de los playoffs disputada al mejor de cinco partidos.
Es el primer ‘match ball’ de los dos que dispondrán los pupilos de Juan Copa en tierras catalanas después de anotarse los dos primeros capítulos de la serie por la gloria disputados en Riazor, el primero con un contundente 5-1 y el segundo por 5-2, con apuros hasta el descanso (2-2) y despegue en la segunda mitad.
Es un secreto a voces que el plantel que dirige Jordi García ha llegado a esta instancia con la batería bastante baja, algo que seguramente certificó su ‘incomparencia’ en el duelo que abrió la final y la escasa oposición que plantó en la mitad del segundo.
A ello ha contribuido una ‘baja’ muy importante, la de su máximo goleador en la fase regular, Raúl Marín, autor de 29 dianas en 19 partidos –1.53 de promedio, el tercero mejor tras el ‘pichichi’ Pau Bargalló (1.56) y el tercero de la lista, Dava Torres (1.55)–; baja entre comillas, porque si bien ha saltado a la pista en siete de los diez partidos que el el Reus ha jugado en estos playoffs, en algunos lo hizo solo para ejecutar jugadas a bola parada. Un solo tanto, de penalti, es su cosecha de postemporada.
Un hándicap para un conjunto rojinegro que tras la fase regular se había mostrado, hasta llegar a Riazor, más fiable como visitante que como anfitrión. En el Palau d’Esport de Reus su marca en estos playoffs es de dos victorias y dos derrotas, mientras que a domicilio ganó tres de los cuatro encuentros que disputó antes de llegar a la final.
En las 26 jornadas previas a la batalla por el título de la regularidad, los números en su pista fueron nueve victorias, un empate y tres derrotas. Curiosamente, los jugadores que dirige Jordi García iniciaron el ejercicio 21/22 con los tres resultados posibles: triunfo contra el Palafrugell (4-3), derrota ante el Barça (3-8) y tablas frente al Caldes (4-4).
Luego encadenaron siete triunfos, el último ante el Liceo (5-4), y a continuación dos derrotas, contra el Noia (2-5) y el Lleida (2-4). Cerraron con un 6-3 al Calafell.
Un total de cinco derrotas en su feudo desde que arrancó la temporada, números que chocan con la condición de invicto del Deportivo Liceo, que ha sacado adelante los 18 compromisos (13 en la fase regular y 5 en lo que va de postemporada) jugados al amparo de sus aficionados.
En las 26 fechas de la regular el Reus Deportivo se mostró como un equipo muy vulnerable en defensa: encajó 102 goles, la sexta cifra más alta de la competición. De ellos, 46 en su pista, que son solamente 14 menos que el Deportivo Liceo en el cómputo global en esos 26 encuentros.
Todo parece, pues, encaminado al octavo entorchado de la regularidad del club verdiblanco, que afrontará esta bola de partido con todos sus efectivos y la moral muy alta por la superioridad, seguramente inesperada, mostrada en el Palacio. Pero a este Reus, verdugo del Barça en semifinales, que nadie lo olvide, ‘hai que roelo’.
El conjunto rojinegro, por su parte, recupera a uno de sus habituales titulares, el italiano Francesco Compagno, ausente en el segundo envite de la final por acumulación de tarjetas azules.
La paciencia, el orden, la enorme solidez atrás y la pegada delante de Martí Zapater y Candid Ballart –cada uno jugó un encuentro en el Palacio– exhibidos en el duelo que abrió la final deben ser el camino para que el Liceo pueda unirse al Barça como únicos equipos que han ganado por 3-0 una final de los playoffs. En caso de fallar hoy, la segunda oportunidad para los de Juan Copa llegaría el domingo, en un horario poco apropiado (20.45 horas). En caso de acertar, el domingo a esa misma hora A Coruña seguirá de fiesta.