David Torres Pastoriza (25 de diciembre de 1994, A Coruña) es Dava, el capitán del Deportivo Liceo, un jugador que encarna como nadie los valores del liceísmo y lo que significa vestir la camiseta verde y blanca, tanto dentro como fuera de la pista. A través de su brazalete lidera la iniciativa benéfica 1Partido 1Causa, que une el deporte con la ayuda social.
En la temporada 2020/21 repartió más de 1.000 euros a doce asociaciones de la ciudad con su ONG y, con el Liceo, celebró dos títulos: la primera Copa del Rey del club en diecisiete años, en Riazor, y la Supercopa de España, apoyando al equipo desde la grada en Sant Sadurní d’Anoia.
Dava entiende la fuerza y la importancia del mensaje. Por eso atiende la llamada del diario en un momento complicado: afectado por el covid, pasó confinado la Nochebuena y la Navidad, que además coincide con su 27 cumpleaños. El capitán solidario repasa los buenos y malos momentos de su 2021.
Se termina un 2021 inmejorable para el Deportivo Liceo, campeón de la Copa del Rey en Riazor y de la Supercopa en Sant Sadurní d’Anoia en dos finales contra el Barça.
Sin duda el 2021 ha sido un año muy bueno en cuanto a lo deportivo, ya no solo por los dos títulos, también por las sensaciones que hemos transmitido con nuestro juego. Se nota que llevamos unos años juntos y Juan (Copa, entrenador) ha conseguido que el equipo llegue a un nivel muy alto. Llevábamos años haciendo un buen trabajo, pero no se veía reflejado en forma de títulos.
¿Copa o Supercopa?
Tuve la mala suerte de no jugar la Supercopa por la lesión, aunque la pude disfrutar desde la grada y fue casi como si la hubiese jugado, pero me quedo con la Copa del Rey. Fue algo increíble, una barbaridad por todos los años que llevaba el club sin conseguirla, por ser en A Coruña con toda la afición y en el fin de ciclo de algunos compañeros.
En el Liceo pueden cambiar los jugadores, el entrenador y la directiva, pero el ADN se mantiene intacto, es algo especial que se transmite de generación en generación
Dice Juan Copa que cuando ganasteis la Copa “los jugadores dieron ese paso que necesitaban y empezaron a creer”.
Lo cierto es que desde que llegué al Liceo (en 2015 procedente del Vic) tuve la suerte de ganar dos Supercopas (2016 y 2018), aunque fueron repartidas en el tiempo, estuvimos a punto de ganar una OK Liga y varias Copas del Rey, pero no lo conseguíamos. Había ese runrún, como le pasaba a la selección española de fútbol, que perdía siempre en cuartos de final: jugábamos muy bien las finales, pero nos faltaba ese paso. Y este año supuso un cambio de dinámica muy importante para todo el grupo, el cuerpo técnico y la directiva.
Es tu séptima temporada en el Liceo, ¿cómo ha cambiado el club del 2015 hasta hoy?
Una cosa que solo pasa en el Liceo es que pueden cambiar los jugadores, el entrenador y la directiva, pero el ADN se mantiene intacto. Es algo especial que se transmite de generación en generación dentro del club. En la plantilla solo quedamos César (Carballeira) y yo. Los dos jugamos con Jordi Bargalló y Josep Lamas, campeones de Europa en 2003 (y en 2011 y 2012), que crearon ese vínculo histórico con nosotros.
Define el ADN liceísta.
Ganador, tenaz, valiente… Cuando un jugador se pone la camiseta del Liceo sabe que tiene que luchar contra imposibles y nunca dar nada por perdido.
¿Y cómo te han cambiado a ti siete campañas de verde y blanco?
Llegué aquí con 19 o 20 años (ayer cumplió 27). Entonces era un niño y me he hecho mayor. Cada etapa marca: en el Cerceda di mis primeros pasos en el deporte profesional, también con Juan como entrenador, y en el Vic cumplí la mayoría de edad antes de volver al Liceo después de un año muy bueno (en 2015 ganó la Liga Europea y jugó la final de Copa del Rey con el equipo catalán). Ahora siento una responsabilidad más grande y he aprendido a valorar el deporte desde otro punto de vista. Con la capitanía abordo temas que antes no me tocaban porque compartía vestuario con jugadores a los que idolatraba.
¿Dirías que estás en el mejor momento de tu carrera?
Quizá sea el mejor momento de mi carrera, sí. Se junta todo: tengo la edad que dicen ideal para un deportista, la madurez en el juego necesaria, un estado físico óptimo…
Tenía la mala experiencia de haber vivido la misma lesión en la otra muñeca, hubo momentos duros, pero a la vez me han servido para crecer
Y eso que solo han pasado cinco meses desde tu operación en la muñeca derecha.
Tenía miedo porque sabía que llegaba a los momentos más importantes para la carrera de un jugador y tenía la mala experiencia de haber vivido la misma lesión en la otra muñeca. En esta ocasión ha ido todo mucho mejor gracias al equipo médico que he tenido siempre a mi lado. Gracias al Instituto Arriaza pude operarme con el doctor Pedro Delgado en Madrid, que me hizo una intervención estupenda a través de una técnica específica.
¿Cómo fue la rehabilitación?
Hubo momentos duros, pero que a la vez me han servido para crecer. El fisioterapeuta (Christian Costoya) y el preparador físico (Marc Godayol) me ayudaron a volver mejor que nunca. Con ellos aproveché para trabajar todas las partes del cuerpo y en la pista me centré en otros aspectos del juego, sobre todo en la parte más específica de un delantero interior. No sé cuántas veces rematé solo con una mano y con un stick más corto de lo normal para simular que no estaba lesionado.
¿Sientes alguna molestia?
Ninguna. Han pasado casi tres meses desde que volví y estoy súper bien.
Pide un deseo en clave liceísta para 2022.
El deseo está claro: que se lleve a cabo la Liga Europea.
¿Y ganarla?
Ojalá podamos ganar todos los títulos. Y si no es ganar, disputarlos. Y que mis compañeros y yo tengamos buena salud y podamos disfrutar todos juntos lo antes posible…
La salud, ese bien tan preciado en tiempos de covid, otra vez el maldito virus.
Cuando pensábamos que estaba solucionado todo ha vuelto a esta situación tan difícil de controlar. Es un tema que se nos hace pesado a todos. Ya no solo me preocupo por mi familia, o mis compañeros, sino por nuestros rivales. Para nosotros, no saber si vamos a jugar o no y exponernos al virus es una incertidumbre total.
En el Liceo tenemos el mismo problema que en el Depor: parece que cualquier tiempo pasado fue mejor
Pasemos a otro tema: dice Emilio Fernández (vicepresidente del Liceo y directivo de la Asociación Europea de Clubes) que el cambio de presidente en la World Skate Europe ha reabierto las negociaciones para disputar la Liga Europea en 2022.
Tiene pinta de que se va a hacer, pero hasta que no sea oficial yo no me lo creo.
¿Qué importancia tendría otro formato de Champions en el desarrollo del hockey?
Me parece clave. Si en el fútbol no es necesario porque ya es una competición muy atractiva, en el baloncesto, por ejemplo, la Euroliga ha marcado un antes y un después. Otro formato en la Liga Europea en el que podamos jugar contra todos los grandes rivales en casa sería la caña para los clubes, los jugadores y los aficionados.
Se te ocurren otras propuestas para impulsar el hockey.
Cuidar la base y tratar de ofrecer un producto mejor para el público. Creo que tenemos mucho que aprender de otros deportes. Por ejemplo, cuando voy a los partidos del Básquet Coruña veo que hay un producto muy bien cuidado, con otra estructura y una serie de protocolos que lo hacen todo más atractivo para la afición.
¿Es difícil llegar a más gente en un deporte minoritario?
En el Liceo tenemos el mismo problema que en el Depor: parece que cualquier tiempo pasado fue mejor. En los años 80 y 90 el hockey en A Coruña fue una barbaridad, pero es cierto que antes no había tantas opciones de ocio en la televisión. Volver a aquellos tiempos es imposible porque la situación es otra, pero creo que en A Coruña hay una cultura de hockey muy chula y el liceísta siempre responde en los partidos importantes.
Pregunta incómoda: ¿qué te parecen las evidentes diferencias entre la plantilla masculina y femenina del Liceo y la polémica que surgió tras la dimisión del entrenador Carlos Loureiro por falta de igualdad?
Creo que se ha castigado injustamente al Liceo con este tema porque la diferencia que hay entre el hombre y la mujer es un problema social más allá del deporte y que nos incumbe a todos. No hay duda de que las condiciones del primer equipo masculino y el femenino no son iguales, pero tampoco hay duda de que ellas reciben menos apoyo de los aficionados, menos visibilidad en los medios de comunicación y menos ayudas de los patrocinadores. No creo que sea mi club el que se merezca el peor trato porque haya intentado sacar el mejor equipo posible a la competición. Me ha parecido oportunista meter contra el Liceo por este tema.
El hockey era algo que me unía mucho a mi padre porque en la pista me siento conectado con él y eso me motiva
El 25 de octubre murió de forma repentina Vicente Torres, presidente de la Federación Gallega de Patinaje, mecenas e impulsor del deporte en A Coruña y Galicia y padre de Dava. Unas horas después, el Liceo jugó en el Palau Blaugrana contra el Barça y el capitán no compareció. Solo dos días después, el 8 liceísta le dedicó el homenaje más especial a Vince sobre el parqué de Riazor: volvió a la pista, de negro y con el nombre de su padre en la camiseta y marcó dos goles en la victoria contra el Alcoi. “No es un tema del que no me guste hablar. Siempre hay un buen motivo para recordar a mi padre”, reconoce Dava.
¿Cómo te ha afectado deportivamente el fallecimiento de tu padre?
Personalmente me afectó una barbaridad, lógicamente, y también a nivel deportivo, pero una vez que me pongo los patines es difícil pensar en otra cosa. El hockey era algo que me unía mucho a mi padre porque en la pista me siento conectado con él y eso no me afecta negativamente, me motiva. Lógicamente es una situación complicada y estoy triste, pero es ley de vida y hay que llevarlo lo mejor posible, que es como mi padre querría que lo afrontase.
No jugaste contra el Barça en el Palau por una cuestión lógica, pero solo dos días después volviste a la pista para recordarle con dos goles contra el Alcoi.
Ese día, contra el Alcoi, fue la despedida de mi padre en la pista. Estábamos en el tanatorio y de repente pensé: “me tengo que ir”. Fue muy curioso porque todos los seres queridos también dejaron el velatorio para venir a la despedida. Tuve la suerte de meter las dos primeras bolas que toqué. Te diría que es el partido que más me gustó jugar.