Un Leyma Basquet Coruña iluminado desde los 6.75 metros pasó por encima del Real Valladolid y confirmó la recuparación apuntada el pasado viernes contra el Cáceres.

El triple inicial de Soluade resultó ser un presagio. Si hace dos partidos, contra el Almansa, los de Sergio García necesitaron 12 tiros para anotar uno, ayer fue todo lo contrario.

El Leyma vio el aro como una piscina en la primera mitad. Convirtió los cuatro que intentó en el acto inaugural, marcado por esa puntería y por dos parciales de 7-0. El primero, le sirvió a los de Roberto González para atajar el primer intento de fuga y para colocarlos por delante (16-15). El segundo, provocó que los naranjas abriesen el primer hueco relevante (17-24).

Intercambio de parciales

Con un punto más de renta (19-28) afrontó el Leyma el segundo cuarto, que arrancó con otro... parcial de 0-7, todos los puntos anotados por el recién ingresado en pista Löfberg. González paró el partido y el resultado fue... un 7-0. Sergio García hizo lo propio, y el parcial de vuelta, que no podía faltar, fue en esta ocasión de 3-8.

Transitaba el Leyma por ese minuto, el 17, con 9 triples anotados de 10 intentados, 46 puntos en su casillero y una renta de 13, que creció hasta un máximo de 16 (37-53). Wintering, que junto con Kuiper aguantaron del equipo local, cerró la primera mitad con un ‘coast to coast’ supersónico en apenas 4 segundos.

En el arranque del tercer cuarto el panorama apenas sufrió variaciones. La más notable, que el Basquet Coruña redujo notablemente sus lanzamientos desde la larga distancia. Aun así, enroscó un par de ellos en los primeros compases, uno de Soluade y uno de Javi Vega. El marcador estadístico de este apartado se iba a un alucinante 11 de 13.

El Real Valladolid, que cerró la primera mitad con un feísimo 2 de 11 desde el arco, también anotó un par de ellos consecutivos, pero solo le valieron para animarse durante un par de minutos (53-67).

Y eso fue todo. El Leyma mantuvo la altísima intensidad defensiva desplegada desde prácticamente el inicio del encuentro y a los violetas pasar el balón por el aro se les hizo una misión imposible. Además, los de Roberto González intentaron apretar atrás, pero los árbitros, demasiado poco permisivos con los contactos, les castigaron con muchas faltas. El público local, muy enfadado, empezó protestando y acabó por hacer cachondeo del asunto, aunque es cierto que los colegiados aplicaron el mismo rasero para los dos.

Acierto desde 4.60

Para colmo de males pucelanos, sus rivales, erráticos –como es tradición– desde el 4.60 en la primera mitad, se mistraron muy certeros en este tercer periodo. Con cuatro libres seguidos, dos de Hamilton y dos de Ward, arrancó el parcial que acabaría con el encuentro. Empezó con 0-7, claro, pero terminó en 0-13 coincidiendo con la conclusión de este tercer acto (55-80), en el que el valladolid quedó prácticamente reducido a los chispazos de Wintering.

El último periodo, pues, sobró. El interés quedó reducido a comprobar hasta dónde llegaría la renta naranja, que se situó varias veces en 27 puntos, y cuándo alcanzaría la centena. Llegó con un tiro libre de Gray, después de una jugada de fantasía que no acabó en canasta por la falta cometida sobre el canadiense, y que sería el último punto del encuentro.

Una victoria brillante, otro basket-averaje ganado –por si acaso–, un paso grande en el la ruta de retorno al podio de la clasificación –favorecido por la derrota del Oviedo en Azpeitia (88-80)– y una nueva inyección de moral a solo cuatro días de recibir al Fundación Baloncesto Granada, el líder provisional. Un partido con valor doble para los de Sergio García, que en la primera vuelta vencieron en la ciudad andaluza.