El rendimiento del Deportivo y el del venezolano Miku han ido en paralelo en una temporada diesel, en la que fueron de menos a más y que se les ha acabado haciendo corta, sin cumplir el objetivo principal, aunque sí el mínimo.
Con pasado en Primera y en la Champions, los caminos de Miku y el Deportivo se unieron en Segunda División B, la tercera categoría del fútbol español, el pasado verano.
El caraqueño, que en su carrera disputó más de medio centenar de partidos con la selección absoluta de Venezuela, volvió al fútbol español en septiembre para unirse al proyecto de un histórico que no pisaba las categorías no profesionales desde hacía casi cuarenta años. Tras haber pasado su anterior etapa en España en el Rayo, Miku militó en ligas de menor nivel como la de la India y la de Chipre, aunque ya en 2013 había pasado por la de Catar cuando pertenecía al Getafe.
El venezolano aceptó el reto compartido con el Deportivo: recuperar su carrera y ascender. En el club coruñés eran conscientes de que firmaban a un jugador que llegaba fuera de forma y que iría a más con el paso de las jornadas, algo que en otras temporadas tendría menor impacto, pero no en el actual, con un cambio de formato en Segunda B.
Ni Miku, que tiene 35 años, ni el Deportivo superaron el primer corte, el de la clasificación para poder optar al ascenso en la segunda etapa de la temporada. Se tuvieron que conformar con pelear por la permanencia, por continuar en el peldaño inferior al del fútbol profesional.
En sus diez primeros encuentros oficiales como deportivista no vio puerta. Entre ellos, uno de Copa del Rey contra El Ejido 2012 en el que dilapidó tres opciones clarísimas y acabó, además, lesionado.
Entonces, el Deportivo estaba entrenado por Fernando Vázquez. En enero, aún en puestos de ascenso, pero con un juego gris y las dos primeras derrotas en Liga, cambió de técnico y llegó Rubén de la Barrera, que tardó unas cuantas jornadas en dar con la tecla. Como Miku.
El delantero descongestionó el olfato en la penúltima jornada de la primera fase, ante el filial del eterno rival, el Celta de Vigo, en el campo de Barreiro. El equipo vigués había ganado en Riazor (1-2) y fue goleado en su campo (0-3) con tres tantos, uno de penalti, de Miku. Estaban de vuelta.
Los deportivistas ganaron también al Zamora antes del primer corte de la temporada y se quedaron a un punto de poder optar al acenso.
Les quedó salvar el curso con un billete para la Primera Federación, la nueva categoría de bronce y Miku contribuyó con dos goles de penalti y con un doblete para confirmarlo ante el Langreo (5-0). Su mejor partido como blanquiazul.
El Deportivo acabará la temporada el próximo fin de semana ante el Numancia en Los Pajaritos y será la despedida, al menos por ahora, de Miku, que concluye contrato aunque se mostró abierto a continuar ahora que ha recuperado la forma y el acierto.
Fue despedido por la afición del Estadio de Riazor con ovación cerrado en el momento en que su entrenador le sustituyó ante el Langreo y en su comparecencia ante los medios de comunicación aseguró que él no es de los que se bajan del barco cuando las cosas salen mal, como este año.