La Ponferradina hurga en la herida de un Lugo (2-0) al que ni el relevo de entrenador le sirvió para cambiar una dinámica negativa que se prolonga en las últimas catorce jornadas donde no conoce la victoria, y sigue hundiéndose en la zona de descenso.
Lo peor no fue en sí misma la derrota, sino las sensaciones que dejó el equipo del debutante Rubén Alvés, sin crear prácticamente peligro y a merced de una Unión Deportiva que, logrado ya el objetivo de la permanencia, empieza a mirar de frente hacia el sueño de poder disputar por vez primera las eliminatorias de ascenso.
El plan se le vino abajo muy rápido al técnico gallego que en una acción desafortunada de Luis Ruiz en un despeje permitió a Paris demostrar su inteligencia para adelantarse a todos y realizar una vaselina con la cabeza que superó a Ander Cantero en su salida.
El tanto envalentonó aún más a un necesitado conjunto lucense que empezó a mandar en el juego pero sin llegar con peligro sobre el portal de José Antonio Caro, bien protegido por una defensa que se hartó de despejar los envíos al área.
De cara
A la Deportiva el escenario se le había puesto de cara para poder aplicar a la perfección el estilo en el que más a gusto se encuentra. Los locales se fueron adueñando del balón y creando acciones peligrosas en la puerta contraria en varias opciones a balón parado.
Un Lugo inoperante tuvo la gran opción del empate en un saque de esquina que remató Venancio demasiado centrado sacando entre Caro y un defensa y el rechace no pudo controlarlo Barreiro en su remate de cabeza.
Tras el paso por vestuarios, Pablo Valcarce ganó la espalda para meterse hasta la línea de fondo, pero sin precisar en el envío al área para encontrar un rematador, mientras que Yuri no precisó un remate en una buena acción al cuarto de hora enviando a las nubes.
Alvés decidió meter más dinamita buscando mayor llegada con la entrada de Carrillo en un partido cerrado, pero siguió sin encontrar la fórmula para desmoronar el perfecto entramado blanquiazul.
En ese clima sin que pasara nada apareció el que pocas veces suele perdonar, Yuri de Souza y el brasileño se fabricó una oportunidad en una galopada, desbordando a Marcelo, para batir a placer a Ander Cantero para colocar el 2-0 y dejar ya todo sentenciado.