Siempre decimos que se ha tocado fondo, pero con el Deportivo empiezo a pensar que no se puede afirmar esto, al menos en esta temporada. Cuando parece que el equipo empieza a asomar la cabeza, de nuevo una estocada de realidad golpea a escuadra y aficionados y retumba como una sonora bofetada.
Lo que queda de fe se va desvaneciendo con cada nuevo golpe y ya se masca el miedo en el ambiente. La esperanza es lo último que se pierde, yo no la pienso perder, y hay que confiar hasta el final, pero la nueva perspectiva del cuadro blanquiazul, que irrumpió en Segunda B con la meta innegociable del ascenso a Segunda tiene que reformular ahora sus miras y pensar en salvar cuanto antes la categoría y no caer en el abismo de hasta descender dos peldaños.
Tan crudo y duro y tan necesario de asimilar como que al Deportivo le quedan tres partidos a cara de perro. Donde, como decía el sábado Rubén de la Barrera, no vale con vender motos: o se gana o se cae al abismo. Nueve puntos de nueve posibles para un equipo que no se ha mostrado fiable en toda la temporada y que camina sobre el alambre.
Y si la realidad deportiva es preocupante, tampoco rezuma tranquilidad la vida de los despachos. Con un nuevo Consejo que estuvo el sábado en A Malata, pero que eludió hacer declaraciones ante los medios, al entender que ‘no tocaba’. Mientras, un viejo conocido del Deportivo, el expresidente Tino Fernández, hacía acto de presencia en el palco, y era inmortalizado en varias instantáneas dejando ver que ‘pasaba por aquí’.
Mientras siguen revoloteando ecos de la ‘profesionalización’ en el club, de ‘cambios inminentes’, de ‘transformación’ el equipo se desintegra en el campo. Palabrería mientras continúa el incendio que los que estamos fuera contemplamos atónitos, sin poder hacer nada y plenamente conscientes de la catástrofe que supondría un doble descenso.
Porque ahora que el Deportivo es una empresa, un balance anual y una cuenta de resultados, asusta pensar qué pasará si los números no salen. Porque en el mundo empresarial cuando una entidad no es solvente no suele haber piedad.
Pero, como poderoso caballero es don dinero, quiero pensar que el dueño, que ha invertido tanto en el Deportivo, no querrá perder lo ya comprometido y ese mensaje de tranquilidad, que tanto anunció a bombo y platillo el nuevo Consejo a través de los canales de comunicación del club, no se quedará en papel mojado. El presente da miedo pero el futuro aterra.