Pero otros atletas tuvieron un ciclo completo, una estancia de larga duración, para testar y valorar su experiencia en Estados Unidos. Es el caso de una de las mejores velocistas gallegas, la coruñesa Eugenia Gil Soriano.
“Hace dos años, la Robert Morris University (Pittsburgh), me dio la posibilidad de embarcarme en una aventura. Esta universidad me becó durante dos años, con el objetivo de continuar mis estudios de ‘Organization and Leadership major’ al mismo tiempo que representaba al equipo de atletismo de la universidad”.
”A nivel deportivo, he encontrado muchas diferencias desde el primer día que llegué. La disciplina es un valor primordial en la vida del estudiante-atleta. Debes ser capaz de tener tiempo para todo; entrenar, estudiar, estar con los amigos e incluso hacer otras actividades. Hay atletas que a falta de practicar un solo deporte, practicaban dos”.
Exigente
“Es innegable que el día a día estudiando y entrenando es exigente, sin embargo, vale la pena esforzarte por todo aquello que quieres lograr. Mi día a día en Estados Unidos era rutinario, nos levantábamos tres días a la semana a las 6.30 de la mañana para hacer musculación, cosa que en España sería impensable. A las 8.30 desayunaba y entraba en clase hasta la 13.00, hora a la que cogíamos el bus para entrenar, ya que la pista estaba fuera de la universidad. Llegabamos a las 16.00 a la universidad y esa era mi hora para comer y llamar a mi familia. Por la tarde, o tenía clase de 18.00 a 20.00, o la dedicaba a estar en la biblioteca estudiando”.
“Lo bueno de la universidad y el deporte en los Estados Unidos, es que están unidos y te ponen a tú disposición todo aquello que necesites. Los equipos de deporte no son externos a las instituciones educativas, como en España. Los equipos en Estados Unidos son los encargados de representar a la universidad y dar valor a la institución. Los deportistas somos una parte imprescindible de la universidad. Somos los líderes que damos ejemplo a los demás, debemos entrenar, cuidarnos y al mismo tiempo sacar las mejores notas académicas. Es por ello que los profesores nos moldean las clases y exámenes de acuerdo a nuestras competiciones y entrenamientos. Esto es algo impensable en España, en la mayoría de casos es imposible que cambies un examen por que tienes que viajar a un campeonato. O te presentas al examen o suspendes la asignatura”.
“Lo cierto es que el día a día en Estados Unidos es una competición constante. Y eso a nivel mental muchas veces te puede afectar, porque buscamos la perfección, y eso no existe”.
“La exigencia de entrenamientos es profesional. Las temporadas se preparan como si hubiese olimpiadas, esto no es como en España que tú decides qué días vas a entrenar. En Estados Unidos firmas un contrato y estás a las ordenes de tu entrenador, y si faltas algún día o llegas tarde al entrenamiento, tienes castigo. Por otro lado, el estar cansado nunca vale, tienes que rendir al 100% en todos los entrenamientos, y nunca debes rendirte. Y esto es una tarea imposible, no podemos estar todos los días rindiendo al 100% por que nuestro cuerpo tiene un límite, y puede llegar a ser peligroso.
Llegué a un punto de sobreentrenamiento, donde entrenar más me perjudicaba y no me hacía mejorar. Eso me hizo valorar la importancia en el descanso a la hora de mejorar y rendir más”.
“Por otro lado, aunque fuésemos un equipo muy unido, en los entrenamientos había mucha competitividad y exigencia. Debíamos demostrar por qué éramos los privilegiados de estar ahí, por qué nos habían dado la beca a nosotros y a los demás no. Y para ello siempre buscábamos ser los primeros y que nunca nadie nos ganase. Y eso a nivel mental cansaba, ya no solo en los entrenamientos, sino también en las competiciones. Llegabas a las competiciones cansado mentalmente y confundiéndolo con un entrenamiento. No existía esa tensión de competición que siempre te hace sacar lo mejor de ti”.
Diferentes menús
“A nivel nutricional, teníamos a nuestra disposición todo lo que necesitásemos. Al iniciar el curso nos daban una tarjeta a la que metían con un dinero determinado cada semestre para ir a la cafetería principal a comprar lo que quisieses. La cafetería tenía diferentes menús que hacían al día, desde arroz, sushi, carne, pescado, ensaladas, hamburguesas…etc. Siempre tenías la posibilidad de elegir lo que querías de comer. Sin embargo, la cultura gastronómica de Estados Unidos no tiene nada que ver con la española. En Estados Unidos abusan mucho de la comida procesada y rápida. Así es, puedes encontrar aguas con cientos de sabores. Esto supuso un gran choque para mi, sobre todo por que cambié mis hábitos alimenticios y esto también alteró a mi rendimiento deportivo. Sin embargo, con el paso del tiempo fui moldeando mi alimentación acorde a mis necesidades y a mi rendimiento”.
“A nivel de cuidados médicos son muy afortunados. Al acabar los entrenamientos siempre teníamos una sala de fisioterapeutas a nuestra disposición para que nos ayudasen a descargar y a recuperarnos. También teníamos diferentes bañeras de hielo, para hacer contrastes de temperatura. A nivel de entrenamientos, se caracterizaban por un mayor volumen y menos calidad. Esto supuso un gran cambio para mí. En España estoy acostumbrada a meter menos volumen pero mucha calidad. Creo que nunca acabé de amoldarme al tipo de entrenamiento americano. El aumentar el volumen me provocaba mucho cansancio, y no daba recuperado para los demás días de entrenamiento, así que al final siempre entrenaba cansada y cargada muscularmente, y eso no era una manera para mejorar. Me daba la sensación que siempre estaba en el mismo punto y nunca avanzaba. La falta de comunicación, provocaba que nunca avanzase. Los entrenadores en América se ven de manera diferente que en España, tú no tienes el mismo trato y confianza que aquí, allí a los entrenadores se les tiene mucho respeto y sumisión”.
“A nivel competitivo, es increíble el nivel que existe en Estados Unidos. He tenido la suerte de competir en la Conferencia de Primera División NEC y observar y aprender de los mejores. Mi primer año pasé a la final del 400 y quedé 4ª, y en mi segundo año volví a pasar a la final y quedé 5ª. El segundo año también competí en Cross Country, una experiencia diferente e increíble. Las temporadas atléticas son diferentes que en España, por que van acorde a la temporada académica. La temporada comienza a finales de agosto y finaliza en mayo, lo que te exige que estés al 100% a lo largo de la temporada. Se compite muchas veces. Pero lo más importante es la competición de la conferencia, en la única en la que los equipos puntúan. Te preparas todo el año para esa competición, las demás son como exámenes para ver el rendimiento”.
“A nivel de ropa, nos dan todo el equipamiento que necesitemos: mochilas, ropa de entrenamiento, calzados, chándales, ropa de viaje etc”.
“A nivel social, no tengo palabras para explicar todo lo que he aprendido a lo largo de estos dos años. Lo mejor que me llevo es el crecimiento personal, las vivencias y las personas increíbles que he conocido. Dejo en Estados Unidos muchos amigos y familia y que espero pronto volver a visitar, y que nunca me olvidaré de ellos, porque han hecho de esta etapa de mi vida algo maravilloso”.