“En Coruña siempre le han tenido muchas ganas al Barça”, recuerda Jordi Bargalló, leyenda del último gran Liceo, el que conquistó la OK Liga en 2013 y dos Copas de Europa en 2011 y 2012. “Es un partido especial y era un gustazo jugarlo con el Palacio lleno”, resume el internacional de 41 años, ahora en el Oliveirense portugués y que vistió la camiseta verde en dos etapas (2002-07 y 2009-16).
Compartió vestuario, grandes momentos y un puñado de títulos con otro símbolo liceísta, Josep Lamas, un auténtico ‘one club man’, que militó en el equipo coruñés desde 1998 hasta su retirada en 2019. “Para nosotros era el partido. Salíamos con el cuchillo entre los dientes, pero intentando jugar bien”, matiza.
Entre ambos hacen casi un centenar de Liceo-Barça, clásico de los clásicos del hockey patines en España desde que el club coruñés irrumpió en la élite mundial a mediados de los años 80. En el siglo XXI y en el Palacio de los Deportes de Riazor nadie ha celebrado tantos goles como Jordi y Josep: suman nueve cada uno.
“Algún gol chulo sí que habré metido”, sonríe Bargalló. “Más que los goles me quedo con la alegría cada vez que ganábamos. Siempre le pusimos las cosas difíciles”.
Lamas no recordaba su ‘hat-trick’ contra los azulgrana Palacio en 2014. “Es que he jugado tantos...”, ríe. “No fue en Coruña, pero no me olvido de cuando les ganamos en la final de la Copa de Europa (4-2 en Lodi 2012), un año que habíamos perdido todos los partidos contra ellos”, añade.
ADN liceísta
El Barcelona es, al menos sobre el papel, el gran favorito, por historia, plantilla y, sobre todo, por el respaldo de un gran club. “Es un transatlántico que siempre ha tenido más músculo económico. En los años buenos ya triplicaba el presupuesto del Liceo, pero nunca nos consideramos inferiores. Y parte del éxito estaba en nuestra manera encarar el hockey. Los mirábamos de igual a igual”, arguye Josep.
“Nunca me han gustado los favoritismos y siempre que entraba en una pista era para ganar”, coincide Bargalló. “El Liceo es un equipo que nunca se da por vencido y pelea todas las bolas. Está en el ADN y en la historia del club”, abunda.
Esa manera de entender el hockey ha enganchado tradicionalmente a una afición que el viernes, sin embargo, no podrá asistir al Palacio. “Se me hace difícil imaginar un Liceo-Barça sin público. Es como una traición al aficionado, pero hay que intentar seguir adelante”, lamenta Jordi.
Josep le secunda: “Con esto de la pandemia nos han quitado el deporte en directo. No tiene nada que ver, se pierden la esencia y el factor cancha, pero esperemos que sea temporal y podamos volver a la normalidad dentro de poco”.
Igualdad total
El clásico del viernes se ha convertido en una final por el título. Aunque faltan otros doce partidos para terminar la OK Liga, le otorga una importancia casi decisiva: “Va a ser un auténtico partidazo, por los jugadores, los entrenadores y porque todos los focos están sobre ellos. Hay algo más de tres puntos en juego y el que gane dejará tocado a su rival moralmente”, opina Bargalló, que espera un choque “muy igualado, abierto y atractivo”.
Lamas habla del trabajo previo al partido: “Canalizar la motivación es muy importante. Como jugador siempre pensaba que ‘si pasa la bola no pasa el jugador’ pero el entrenador es el que tiene que decirte dónde y cuándo apretar. Eso Carlos (Gil, exentrenador del Liceo) lo hacía muy bien”.
Y el barcelonés criado en Coruña va un paso más allá en la preparación: “Los jugadores tienen que hacer un ejercicio personal e interior, visualizar lo que puede pasar en la pista. Y una vez que empieza el partido, ser un equipo muy duro, solidario en defensa y en las ayudas y estar preparado para sufrir, aprovechar las contras y los momentos con la bola para moverse más tranquilamente”.
Recuerdos y enseñanzas de dos leyendas del hockey patines y del Liceo en una semana clave para los verdes.