Dan Martin grabó su nombre en la Laguna Negra como primer conquistador de esa cima, gracias a un ataque final en el que superó al líder, Primoz Roglic, y a Richard Carapaz, mientras que Enric Mas se dejó nueve segundos. 

El irlandés, de 34 años, se emocionó al dedicar a su mujer e hijas gemelas una victoria que se le negaba desde 2018, cuando se impuso en una etapa del Tour. Un recuerdo imborrable, ya que puso la bandera de Irlanda en la cima como primer conquistador. 

Un final apretado entre favoritos. Martin, Roglic y Carapaz metieron la rueda en escaso margen. El arreón final del ciclista nacido en Birminghan (Inglaterra) le metió nueve segundos a Mas, y más de un minuto al Esteban Chaves, el más perjudicado por mor de una avería. 

Calma relativa
Después de dos jornadas explosivas, el pelotón se tomó con cierta calma el comienzo de la tercera, nada fácil, con 2.600 de desnivel acumulado y meta inédita. Pronto se animaron cinco valientes, entre ellos Aritz Bagües (Caja Rural). 

La fuga se hizo fuerte en la primera dificultad del día, el Alto de Oncala (3ª) con una ventaja en la cima de 2:40, renta reducida por el ritmo impuesto por el EF, que buscaba la etapa, y el Jumbo de Roglic, protector de la roja. 

Después del descenso y camino a Soria, la marcha se vio alterada por un viento cambiante que volvió loco al pelotón, ya bien abrigado por aquellas tierras castellanas, y prevenido por aquello de los abanicos. Pero Eolo, caprichoso él, se calmó nada más pasar la capital soriana, coincidiendo con el fin de la escapada. 

No se iban a hacer regalos en la etapa, por mucho que se formara otra escapada de cinco hombres aprovechando la calma de un pelotón que ya no temía, de momento, por los abanicos. A pie de puerto comenzó la hora de la verdad. Hasta la cima de Laguna Negra, 8,6 kms al 5,8% de media, suaves al principio y durísimos al final. 

El Movistar tomó el mando al inicio, pero pronto paró por las inoportunas averías de Soler y Erviti. El Ineos tensó con Chris Froome, pero no al ritmo de aquel molinillo letal de sus grandes tardes. Al menos apareció donde solía. Tras el relevo, se descolgó. 

Andrey Amador tomó el testigo a 4.500 metros de meta junto a Iván Sosa, escolta de lujo para Carapaz. Interesaba acelerar, ya que otra avería había descolgado a Chaves, cuarto de la general antes del inicio de esta tercera jornada de competición. 

Sosa seleccionó a los 15 elegidos. Restaba la más dura rampa de los dos últimos kilómetros. Había que calcular ya los esfuerzos y buscar el momento del abordaje. Lo probó Felix Grosschatner, luego Alekzandr Vlasov, pero los ‘gallos’ empezaron a cantar. Martin atacó cerca de meta, aguantó el tirón e hizo inútil el esfuerzo del líder y de Carapaz. El sobrino del legendario ganador de Stephen Roche se reencontró con la gloria a 1.700 metros de altitud. Premio merecido para un sensible guerrillero del pelotón.

Sin Tourmalet
Por otra parte, la Vuelta no podrá concluir su sexta etapa en el Tourmalet, este domingo, debido al estado de emergencia sanitaria decretado en Francia por el coronavirus. La jornada empezará en Biescas, como estaba previsto, y terminará con el ascenso de casi 27 kms a la estación invernal de  Formigal.