La selección española femenina de rugby 7 ha cosechado este lunes un fracaso con su derrota ante la República Checa (12-17) en los cuartos de final de los Juegos Europeos de Cracovia (Polonia), pues su eliminación la aparta definitivamente de la carrera por estar en París 2024.

La competición de rugby 7 en estos Juegos Europeos oficia de torneo preolímpico, a través del cual el ganador se clasifica directamente para los Juegos del año próximo mientras que los medallistas de plata y bronce acceden a una repesca mundial que se disputará en la primavera de 2024.

España, tercera cabeza de serie del torneo, dominó sin apuros a sus rivales en la fase de grupo, con dos victorias muy rotundas el lunes (36-0 a Suecia y 41-0 a Rumanía) antes de cerrar en la jornada matinal del martes con otro triunfo claro frente a Bélgica (29-7), la adversaria a priori más cualificada.

El cuarto de final contra las checas, a la postre dramático, empezó bien para las 'Leonas', que se adelantaron a los tres minutos con un ensayo de Cristina López, aunque el encuentro empezó a torcerse cuando el saque de centro de Anne Fernández de Corres se fue directamente fuera.

La República Checa puso en juego rápidamente el golpe franco combinando hasta liberarle un espacio a Kristyna Riegertova, que anotó entre palos y que, en la jugada siguiente, interceptó un pase de las españolas para posar el segundo ensayo de su equipo sin oposición.

Antes del descanso, una incomprensión entre lanzadora y saltadora en una 'touche' dejó el oval a disposición de Julie Doleizolova, quien no tuvo más que recogerlo del suelo y correr hasta la línea de marca para poner un inquietante 5-17 en el marcador.

Doce puntos habría sido una desventaja posible de enjugar en los siete minutos que quedaban de no haber entrado las jugadores entrenadas por Iggy Martín en una espiral que les impedía ser precisas y facilitada la defensa de las centroeuropeas, cuyos duros placajes minaron la moral española.

Con el reloj ya a cero, Beatriz Domínguez aprovechaba el robo de una melé para plantar la segunda marca española, que ni siquiera maquillaba (12-17) la magnitud de la decepción.