El Monbus Obradoiro, reforzado en su moral por la última victoria de prestigio ante el Baskonia, pese a quedarse fuera de la Copa del Rey, buscará este domingo abrir la segunda vuelta de la liga Endesa con un triunfo en la pista del Gran Canaria, con el que confirmar que este curso puede soñar con un objetivo más ambicioso que la permanencia.
En la primera vuelta, el conjunto insular apabulló al Obradoiro (58-85), que se hundió en Sar víctima de su falta de acierto. Fue la derrota más abultada del equipo gallego en el presente curso, pero su técnico le resta importancia. Moncho Fernández entiende que cada partido es una historia diferente, y que ambos bloques también han sufrido cambios respecto a aquel encuentro.
“En aquel partido estuvimos muy mal ofensivamente, muy desacertados”, recordó el técnico santiagués, consciente de que su equipo había llevado al mínimo sus pérdidas -diez en total- ante un rival de la exigencia física del Gran Canaria.
Esa será, sin duda, una de las claves del choque de mañana. Si el Obradoiro logra reducir sus pérdidas, tendrá muchas opciones de sorprender a un rival con una mayor profundidad de banquillo. Luego también influirá el porcentaje de acierto exterior.
La llegada de Kassius Robertson ha supuesto una mayor amenaza para los rivales. A eso hay que unir que el base francés Leo Westermann está empezando a brillar después de superar las molestias que le impedían jugar al cien por cien. El exjugador de Mónaco fue decisivo ante Baskonia, tanto en el aspecto anotador como en la dirección de juego.
Para el partido de mañana (Gran Canaria Arena, 18:30 horas, con el arbitraje de Benjamín Jiménez, Juan de Dios Oyón y Raúl Zamorano), Moncho Fernández sigue teniendo las bajas de Marcus Paige, Dragan Bender y David Walker.