Esta tenía que ser una semana en la que todos estuviéramos celebrando el Mundial femenino. Las noticias tenían que haber sido los homenajes, enseñar la Copa Mundial por todas partes como se hizo en 2010, recibimientos en diversas instituciones, saques de honor en los partidos… Pero no. Nada de eso ha sido así. Todo se ha enfangado de tal manera que uno ya no sabe si esta afición que tiene por el fútbol merece la pena.
Tengo que confesar que cuando se iba a celebrar la entrega de la Copa del mundo y antes de que el impresentable que dirige la RFEF montara su numerito, yo ya pensaba que este éxito del fútbol femenino iba a ser utilizado por los carroñeros de siempre, sobre todo la clase política tan lamentable que tenemos, para soltar todo tipo de chorradas a las que ya estamos acostumbrados. Y que, como siempre, se equivocarían. Aquí celebramos lo mismo el Mundial sea de chicas o de chicos. Aquí hemos celebrado igual los éxitos de Nadal que los de Garbiñe Muguruza, lo mismo que antes lo hacíamos con Sergi Bruguera y Arantxa Sánchez Vicario. Y lo mismo nos emocionamos con el Tour de Perico que con la medalla olímpica de Blanca Fernández Ochoa. No hacemos distinciones ni discriminaciones ni chorradas por el estilo.
Pero todo se ha enfangado con este Mundial. De la carroña política no voy a hablar más porque lo que deberían hacer es callarse después de las leyes tan vergonzosas para las mujeres que han aprobado. Y del todavía presidente de la RFEF tampoco me merece mucho espacio. Muchos ya le conocíamos sus andanzas antes de este hecho lamentable. Pero no sé si es peor lo que ha hecho en el palco y en la celebración del título o sus declaraciones posteriores justificando su actuación. A este paso, los numeritos que montaban Gaspart, Gil y Gil y otros muchos en los años 90 se quedan en meras anécdotas al lado de este elemento.
Me niego a que esta sea la resaca del Mundial femenino. Hemos ganado. Somos campeones del mundo y tenemos que estar orgullosos de ello. Y celebrarlo. Celebrarlo como se merece. Tenemos un equipo campeón donde hay hasta 3 ex jugadoras del Deportivo. Jugadoras que nos hicieron soñar el primer año que jugamos en Primera y donde quedaron en un magnífico cuarto puesto. Yo quiero ver a Tere, a Misa y a Athenea en Riazor recibiendo el merecido homenaje y dando el saque de honor. Recibiendo los mismos aplausos que hace muy poco recibieron Scaloni, Mauro y Bebeto. Y si no pueden ser las 3, al menos que venga Teresa, que fue la que estuvo cuatro años aquí y además es gallega. Se lo merecen, porque ellas también son campeonas del mundo. Y lo mismo que digo de “as nosas”, también lo digo del resto del equipo nacional y su entrenador. Que vayan por los diversos campos de fútbol de España, cada una en su localidad de origen y que las reciban como las campeonas que son. Estas son las noticias que tienen que aparecer en los medios. Y no toda la porquería que está pasando, que esperemos que acabe pronto por el bien del fútbol.
Una pena todo. Aún recuerdo la fiesta que tuvimos en Riazor en febrero de 2020 en una eliminatoria de Copa que le ganamos 7-2 al Valencia y con Tere y Athenea en el equipo (Misa fue suplente de Sullastres aquel día). Aquello fue fútbol puro, sano, sin malos rollos. Sólo mucha ilusión por hacer las cosas bien. Esperemos que no se lo carguen.
Tere, Misa, Athenea. Muchas felicidades y ¡ForzaDepor!