Pues se acabó la liga (la fase regular, como le llaman los entendidos) y ahora toca jugar las eliminatorias por el ascenso o play off, que ya sabemos que las cosas dichas en inglés suenan mejor. Y volvemos a las andadas de todos los años. A tener esa cosa que se llama ilusión que nos inyectan a los deportivistas el día que nacemos junto con las vacunas de rigor. Porque esto es así. Llevamos desde el último ascenso en 2014 juntando un chasco tras otro y nadie sabe cómo, pero el caso es que aquí estamos un año más muy ilusionados con este final de liga en el que, a ver si esta vez va la vencida, podemos celebrar algo el último día.
Y en esas estamos. Yo ya no voy a decir cómo me encuentro el día en que jugamos esta primera eliminatoria. Lo primero que me viene a la cabeza es pensar la de años que llevamos sin enfrentarnos al CD Castellón. Fue un rival habitual en los 80 jugando en Segunda pero justo el año que ellos bajaron de Primera a Segunda, en 1991, nosotros hicimos el camino contrario. Luego pasaron unos años entre la división de plata y Segunda B y más tarde se tiraron casi toda la década pasada en Tercera y peligrando seriamente su existencia. Total, que desde la temporada 88-89 no nos habíamos vuelto a ver. Ya ha llovido, desde luego.
Y hoy me pregunto cómo estarán los deportivistas que yo conozco. Alguno hoy bajará al bar a desayunar y leer este diario y esperar impaciente para ir a Riazor. Otro lo verá desde su casa y confiará en que este año puede ser el bueno. Está el que le parece humillante que el Racing de Ferrol haya subido directamente y nosotros solo hayamos quedado cuartos (y no le falta razón). Otro se quedará en casa, no querrá ver el partido y le cederá su carnet a otro amigo para que haga uso y –esperemos- disfrute de él. Y no faltará el que diga que no subimos ni de broma, que más fácil que el año pasado no lo vamos a tener jamás. Pero tampoco faltará el que le recuerde que decíamos lo mismo cuando perdimos la liga del 94 y en un año ya estábamos levantando una Copa y seis después conseguimos esa liga. En cualquier caso, todos tendrán su mayor o menor ilusión. Y yo pienso que por qué no. Lo único que no me gusta de este play off es el cuadro que nos ha tocado. Que si el Castellón ya es de por sí un equipo histórico, el rival que nos puede tocar en la eliminatoria final posiblemente sea el Alcorcón, que fue mejor que nosotros en los dos partidos que jugamos contra ellos esta temporada.
Volvemos a la casilla de salida. A la misma en la que estábamos el año pasado por estas fechas cuando estaba toda Coruña “On fire co Depor” y las calles, las marquesinas de los buses y bastantes fachadas estaban engalanadas con este lema y con los colores blanquiazules. Quizás no sea tan fácil como el año pasado. Al revés, va a ser mucho más difícil y lo más probable es que juguemos los dos partidos de vuelta en campo contrario. Pero es lo mismo. El año pasado ya vimos que eso no nos sirvió de mucho en el momento decisivo. Pero una cosa es cierta. Tras el palo de Mallorca de 2019, cuando nos chafaron la noche de San Juan, y tras el del año pasado, aquí estamos todos una vez más. Puede parecer una tontería después de tanto fracaso seguido, pero a mí me encanta ver la ciudad llena de parafernalia deportivista: los balcones, los buses, la gente por la calle… El día que todo eso deje de aparecer entonces sí que me empezaré a preocupar por mi Depor.
Y si a toda esa ilusión le añadimos un ascenso pues tampoco vendría mal, digo yo.