El Racing que me dejaba sin bici
lll
17º-23º

El Racing que me dejaba sin bici

El Racing que me dejaba sin bici
Luis Cesar

Usuario

Contrariamente a lo que podamos pensar en A Coruña por nuestra experiencia con Luis César, aquel Racing de Ferrol era un equipo atractivo. Recuerdo que si Canal+ daba su partido cuando emitía la Segunda División los domingos a mediodía, dejaba la salida en bicicleta para otro día.


Luis César Sampedro dejó un mal sabor de boca en A Coruña. Fue uno de los entrenadores del último descenso a la tercera categoría. Un técnico incapaz de levantar a un equipo hundido. Dirigió a los blanquiazules en once partidos. Solo ganó el último, aquel del gol salvador de Peru Nolaskoain ante el Tenerife. Acto seguido, la llegada de Fernando Vidal y su séquito le dejó en la calle para recuperar al pope del deportivismo moderno, Fernando Vázquez.


Pero rebobinemos de nuevo. Luis César dirigió al Racing durante tres temporadas consecutivas en Segunda División, alcanzando una meritoria novena plaza en la segunda. Aquel Racing empató en el Vicente Calderón en los dos añitos en el infierno del Atlético, 1-1 en ambas ocasiones. Goleó en Jaén (1-4), Burgos (2-4) o Compostela (0-5). Pero sobre todo, dejó impronta de equipo atrevido, ofensivo, veloz y vistoso, que presionaba alto, que quería la pelota y que corría, cuando podía, como un torbellino. Un equipo de los que siempre gusta ver.


Por las filas racinguistas, en las que probablemente sean las mejores temporadas de su historia más allá de la del subcampeonato de Copa, pasaron fenomenales futbolistas. El mediocentro francés David Darmon era un todoterreno que controlaba a la perfección aquellas montañas rusas de fútbol. O el mediapunta estadounidense Ante Razov, de tan exquisita técnica como poco esfuerzo. Técnica, esfuerzo y gol, mucho gol, aúnaba Irurzun, a.k.a. Ismael, que el Real Madrid había ido a buscar a Pamplona cuando era un niño. En el extremo izquierdo el Racing descubrió a otro francés, Ludovic Delporte, que acabó haciendo larga carrera en Primera con el Osasuna. El galo se peleaba por la titularidad con Unai Emery. El actual entrenador del Aston Villa nunca se hizo con la titularidad en A Malata, pero en su segunda campaña anotó 7 goles. De Inglaterra, del Arsenal que también ha llegado a dirigir Emery, vino Alberto Méndez, un hijo de emigrantes gallegos en Alemania que corría con facilidad la banda diestra. Y desde Chile llegó el diminuto Frank Lobos, un malabarista de la pelota. Desde aún más lejos llegó el portero Bello Amigo, australiano de padres de Carballo. Aquel equipo también alumbró al nigeriano Ikechukwu Uche, un extremo de alta velocidad y de amplia y brillante trayectoria posterior en Primera División.


Y los de la casa. Los gallegos, o casi, como el berciano Aira, el goleador vigués Pazolo —que se perdió todo el curso del ascenso debido a dos graves lesiones de rodilla pero hizo 10 tantos en su debut en Segunda—, el vivariense Pablo Rodríguez —sensacional su golpeo y producción a balón parado—, los coruñeses Sito y Marcos Mato o el naronés Manel, hijo del legendario Fernández Amado. En definitiva, un equipo que dejó huella.

El Racing que me dejaba sin bici

Te puede interesar