Lo que estaba previsto: que Abanca dice que no hay más pasta y que no está dispuesta a indemnizar ningún despido más, que los profesionales rindan cuentas al final de la campaña y que aprieten los dientes en las nueve últimas jornadas que restan por disputarse.

Así que el ‘jefe’ del club se presentó en Abegondo a darle un recadito a los jugadores en general, por si alguno se hacía ilusiones, de que el que paga los sueldos confía en la profesionalidad de todos de aquí a final de temporada. Vamos, que se pongan las pilas y que le den al pedal hasta llegar a la línea de meta en las mejores condiciones posibles. Es decir: ascenso directo (difícil, pero no imposible) y playoff (más cercano, si no se sigue haciendo el ridículo).

Ése, en definitiva, fue el mensaje dado por el hombre fuerte del Depor, David Vilasuso, al vestuario de Abegondo. Que el club tiene que seguir creyendo en la dirección deportiva, en la totalidad del cuerpo técnico y en la plantilla. Es decir, que todos ellos tienen que sumar para dejar de seguir siendo un aspirante con dudas. Claro.