Qué lejos y qué cerca a la vez nos queda ese término de ‘nueva normalidad’. Parece que fue hace mucho tiempo cuando todos íbamos por la calle con una mascarilla puesta y hablando de vacunas, de nueva normalidad, de desescalada y de un sinfín de cosas más y ahora nos parece algo lejanísimo.
Pues bien, hoy he decidido rescatar ese término de ‘nueva normalidad’ para referirme a la situación de nuestro RC Deportivo. Y es que después de más de un mes sin que nadie nos dijese nada, cesando al presidente, al consejo de administración, al entrenador y a todo director que se ponía a tiro, ahora parece que ya por fin tenemos todas las piezas colocadas. Tenemos presidente, consejo, entrenador y supongo que irán colocando directores por ahí. Que yo no sabía que teníamos tantos, pero así era. Y también tenemos calendario, fichajes, rival en el Teresa Herrera y la presencia de Mauro y Bebeto. No nos falta de nada.
Y ahora ya parece que volvemos a la normalidad. A la añorada rutina de todos los veranos en los que se nos va más de medio equipo y le toca venir a la misma cantidad de futbolistas. Seguimos la misma cadencia de los últimos 10 años fichando media plantilla cada año y teniéndonos muy entretenidos en estas fechas con tanta ida y venida. Esta semana el que se ha ido ha sido Mario Soriano y Trilli está a punto de irse. Mucho se ha discutido sobre el deportivismo de ambos y el llamado compromiso con el club. Y yo, en mi humilde opinión pienso que hay que entenderles. Soriano dirá que es todo lo deportivista que él quiera. Y será cierto. Pero la realidad es que es un chico de 21 años, que antes de ser deportivista era colchonero de toda la vida y que lo que quiere es crecer como futbolista. Deportivistas seremos usted y yo que llevamos décadas sufriendo en blanco y azul. Pero pedirle eso a Soriano que lleva dos años aquí pues no es lo mismo. Y en cuanto a Trilli, pues un caso algo distinto, pero igualmente comprensible. No juega en el club de sus amores ni estando en Segunda B y ya no se fía de las infinitas promesas que le hayan hecho. Y en esto llega el Barcelona y se interesa por él. Pues se va. Lógico.
Y capítulo aparte merece nuestro flamante nuevo consejo de administración. Después de una junta extraordinaria tan legal como paripé, el nuevo consejo se ha presentado y nos ha hecho unas promesas muy electorales como las elecciones que tenemos hoy. Sólo que con la diferencia de que aquí un elector tiene el 76% de los votos y en el proceso electoral que hay hoy en España cada persona tiene un voto, afortunadamente. Pues bien, el nuevo consejo ha prometido que va a mejorar la comunicación, lo cual no es difícil visto lo visto hasta ahora. Dicen que van a salir del concurso de acreedores, lo cual también está muy bien y ya sólo falta saber cómo van a hacerlo, que no es poco. Se habla del objetivo irrenunciable del ascenso, cosa que ya sólo faltaba que no fuera el objetivo. Se habla de la cantera, que es la cantinela de siempre. Y, por último, se habla de un plan quinquenal 2023-2028. Y esto es lo mejor de todo. Ya por fin hay un plan, o una promesa de ello y a mí sólo me asalta la duda de por qué no se hizo este plan antes, cuando la propiedad definió al Deportivo como una empresa “escarallada”. Quizás nos hubiera ido mejor y no habríamos estado dando tumbos. En fin, esperemos que esa comunicación de la que habla el consejo mejore y nos expliquen bien el plan de marras.
El Depor vuelve a la normalidad. No sé si esto es una tensa calma o el preámbulo de alguna tormenta o el inicio de algo bueno. De momento nos entretenemos con los fichajes y el que no haya renovado aún su carnet que no se olvide de hacerlo.