Esta semana nos las prometemos felices después de la victoria “in extremis” del Depor con participación vital de uno de nuestros escasos canteranos.
No permitamos que una ráfaga nos nuble la vista, no creo que la participación de Yeremay vaya a cambiar ostensiblemente más allá de un arreón puntual. Salvo que el chico, literalmente, se salga, no va a gozar de una confianza que el entrenador no tiene depositada en él.
No obstante me ha gustado el rugir de la afición. Ha hecho notar su criterio. Ha saltado en defensa de lo suyo. Se ha aferrado al proyecto de un equipo más nuestro.
Y es que no hace falta ser un erudito para saber que, lejos de deambular por la 1ª RFEF con jugadores de medio pelo (lo digo con respeto), la mayoría de los deportivistas preferirían iniciar una andadura humilde, lenta y seguro que costosísima en sentimiento pero con jugadores manufacturados en casa, con nuestra esencia de base y enarbolando nuestro orgullo coruñés y gallego.
¿Es tan difícil entender que, o se hace en esta categoría, o será mucho más complicado o imposible? ¿Es mucho pedir que cuando a los dirigentes se les llene la boca con la palabra “cantera” el discurso tenga algo de veracidad?
Leo estos días los halagos hacia el futbolista del Celta, Gabri Veiga. El porriñés se está convirtiendo en uno de los hombres de moda del fútbol español. Moda, por decir algo, sus números y la calidad de sus actuaciones hablan de un profesional que llega para quedarse y para hacer ruido de verdad. Y siento envidia.
No seré yo quien alabe al Celta por alabar. Es un equipo que no me cae bien, pero admito que prefiero que le vaya bonito a otro equipo gallego antes que a cualquiera de por España adelante. Pero no iba de gustos el tema. Iba de trabajar bien la cantera. Y el Celta lo hace y lo hace muy bien. Iago Aspas nos caerá mal o fatal (no hay más opciones) pero tiene unos números extraordinarios, Brais Méndez, Hugo Mallo, Kevin Vázquez, Denis Suárez, Sergio Carreira…así a vuelapluma.
Espero que alguna vez y de una vez lleguen a la Plaza de Pontevedra personas que entiendan el fútbol desde esta perspectiva. La época de las vacas gordas murió y en la actualidad hay que saber autogestionarse en gran medida. Hasta que eso no ocurra, y mientras me haya hecho feliz que uno de los nuestros haya brillado en la miseria de minutos que se le proporcionaron, siento envidia… del Celta.
Salud y suerte!!