El drama del Girondins de Burdeos
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El drama del Girondins de Burdeos

El drama del Girondins de Burdeos
Diego Rolan llegó al Dépor en 2017 procedente del equipo francés | Quintana

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Desde que caímos al fango, o más aún, desde que descendimos en 2011 a Segunda División, he sentido curiosidad y he estado siguiendo a los equipos europeos importantes que han caído desde la máxima categoría de sus países a Segunda o incluso más abajo. 


Dicen que mal de muchos es consuelo de tontos, pero la verdad es que a mí me reconfortaba bastante ver que lo del Deportivo le podía pasar a cualquiera. Y de hecho era así. En Alemania, equipos como el Colonia, el Werder Bremen o el Schalke 04, con títulos en su haber y asiduos de la parte alta de la Bundesliga, cayeron en su momento a Segunda. Y otros, como el Kaiserlauntern hasta cayó a lo que aquí es la actual Primera RFEF. En Inglaterra, la segunda categoría está llena de históricos de la Premier, y en la tercera hay también ilustres como el Wigan, el Charlton Athletic o el Bolton. 


Pero quizás el caso más dramático es al que me voy a referir hoy: el Girondins de Burdeos francés.


El equipo bordelés, 6 veces campeón de liga, la última en 2009, 4 veces campeón de Copa, la última en 2013, con infinidad de participaciones en competiciones europeas, con innumerables futbolistas internacionales que han jugado en ese equipo, acaba de ser descendido administrativamente a la tercera categoría de su país. Ha resuelto los contratos de todos sus futbolistas profesionales y ha cerrado sus instalaciones de formación. ¿El motivo? Una deuda millonaria a la que el propietario del club, un tal Gerard López (no confundir con el ex jugador del Barcelona y Valencia, entre otros), no puede hacer frente. Si nuestro descenso a Segunda B fue un drama, lo del Girondins no sé qué nombre le podemos poner.


Y el caso es que este asunto a mí me ha interesado bastante porque el Girondins de Burdeos ha sido el equipo extranjero con el que posiblemente hayamos hecho más operaciones. 


Del Girondins fichamos a Diego Rolan en 2017, aunque antes de jugar en Riazor lo hizo cedido en el Málaga, el Leganés y el Alavés. 


Del Girondins llegó Iván Pérez en 1999. Y ese mismo verano nosotros les enviamos a Bonnissel y a Ziani. En 2001 al que le vendimos fue a Pauleta. Y unos años antes, en 1997 fue Wiltord el que se marchó para Burdeos sin haber llegado a vestir la camiseta deportivista salvo el día de su presentación. Y el que también acabó allí fue Corentin Martins, aunque cuando dejó el Deportivo fue para irse al Estrasburgo donde jugó dos años antes de recalar en Burdeos. Y ya, para completar la jugada, el Girondins fue el equipo invitado en el verano de 2000 para disputar el trofeo Juan Acuña. Les ganamos 2-0, por cierto.


Por lo que he leído en algún diario, el Girondins se va a salvar de la desaparición y va a iniciar un proceso similar al concurso de acreedores. Una buena noticia, sin duda. La cuestión está en cómo va a afrontar ese proceso desde la tercera categoría del fútbol francés. 


Ahora es cuando se podría argumentar que en esa misma situación estaba el Deportivo hace cuatro años, pero no creo que sea buen ejemplo el nuestro. Más que nada porque cada caso es diferente. En cualquier caso, ojalá el Girondins vuelva por donde solía y –quién sabe- lo mismo en un futuro no muy lejano volvemos a hacer negocios con ellos. Por soñar que no quede.

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