Estaba yo el otro día echándole un vistazo a una conocida red social que solemos utilizar los boomers (ahora nos llaman así a los de mi generación) cuando, en un momento dado, me puse a revisar el apartado de ‘cumpleaños’ y ‘recuerdos’. Lo de recordarte los cumples está muy bien, porque entre esto, las agendas personales y las alarmas que te pongas en el móvil es casi imposible que se te pase felicitar a alguien. Y en cuanto a lo de los ‘recuerdos’ pues nada, esta red social me recordó que este pasado 12 de marzo se cumplieron siete años de la victoria en liga ante el Barcelona con goles de Joselu y de Álex Bergantiños, al que siempre se le dio muy bien eso de meterle goles al Barça. Y fue con este recuerdo de hace ya siete años cuando me di cuenta de que llevamos casi diez años sin llevarnos alguna alegría a la boca salvo muy contadas excepciones como ese 2-1 de la temporada 2016-2017. Recuerdo que ese día me pilló en Madrid y todos mis amigos merengues estaban muy contentos con el Depor porque a su Real Madrid le vino de perlas ese resultado, como no podía ser de otra manera. A nosotros, por nuestra parte, también nos vino de perlas, más que nada porque eran tres puntos con los que no contábamos para la permanencia.
En estos últimos diez años, los que van desde el último ascenso a Primera hasta hoy solo recuerdo la milagrosa salvación en el Nou Camp en 2015, alguna victoria contundente como un 5-1 que le metimos a la Real Sociedad en 2016, alguna victoria ante el eterno rival, pero nada más. Ni siquiera estos 0-5 o 0-4 de estas semanas pasadas se pueden considerar grandes alegrías ya que son ante los rivales que son. Pero vaya, que tampoco las voy a despreciar, por supuesto. Ya iba siendo hora de demostrar que el equipo que somos y que no estamos en la categoría que deberíamos estar.
En estos diez últimos años nos hemos tirado cuatro de ellos en Primera División, siendo casi todos un suplicio por evitar el descenso. Encadenando hasta quince jornadas seguidas sin ganar un solo partido. Repitiendo esa misma nefasta racha el año de Segunda en que nos acabamos condenando a un nuevo descenso. Y luego en Segunda B, llevándonos un chasco tras otro.
Y este año no empezó mucho mejor. Al revés, incluso. Muchos pensábamos que iba a ser el peor de todos los que llevamos en este pozo de la Primera RFEF. Pero no va a ser así. Lo mejor de esta racha pasada de siete victorias consecutivas ha sido ver como no sólo ganábamos sino que también demostrábamos ser superiores. Y si esa racha se cortó la semana pasada en Tarragona pues se empieza otra racha y punto. En la temporada 2011-2012 se cortó la racha de nueve victorias seguidas contra el Sabadell, curiosamente, y entonces lo que hicimos fue iniciar otra racha de siete victorias en los ocho partidos siguientes. No sé cómo quedaríamos ayer sábado contra el Sabadell, pero si el resultado no fue positivo no pasa nada, se sigue como hasta ahora y volveremos a ganar. Y si ganamos al conjunto arlequinado, pues no tengo nada más que decir.
No sé si será el estar de líderes, no sé si será las borracheras de goles en Riazor de las últimas semanas o no sé si la medicación me estará sentando mal, pero me veo de un optimista que ni yo mismo me lo creo. Este año se cortará esta década de disgustos. Y no admito discusión.