Esta pasada jornada del domingo, en la que no hubo competiciones en ninguna de las primeras categorías de las grandes ligas, nos ha permitido observar con más calma el trabajo que ha realizado el Deportivo últimamente. Vaya por delante que no hemos visto todos los partidos del equipo coruñés porque, en realidad, la capacidad de atracción del equipo no es muy grande, contra la opinión de esos extraordinarios y sorprendentes veintiocho mil socios que apoyan incondicionalmente al club.
Después del partido de Ponferrada, y de algún otro más que hemos visto, nos ha parecido que el equipo no juega bien y que tiene jugadores de menos categoría que años anteriores. No es una opinión pesimista ni negativa, entre otras cosas porque ya estamos cansados de que el fútbol nos haga cambiar de opinión frecuentemente.
Lo mismo, a partir del próximo sábado, el Deportivo empieza una serie de resultados que lo pueden llevar a lo más alto de la clasificación y nos tenemos que tragar nuestra observación. Pero la impresión de los dos últimos partidos, particularmente, no puede ser peor, con alarmante ausencia de fútbol y con una lentitud preocupante en el juego.
Pero habrá que reconocer, al menos, que el asunto se ha puesto bastante difícil. Lo mejor es que la competición no ha cumplido todavía un cuarto del calendario y, como suelen decir los entrenadores, nadie asciende en el mes de diciembre. Lo que sí es cierto es que el equipo blanquiazul tiene ya una gran desventaja en puntos y en rivales. Hay bastantes clubes por delante y los más fuertes no es probable que fallen en muchas ocasiones.
En consecuencia, la reacción no se tiene que hacer esperar juegue donde juegue el equipo el próximo partido. Un partido ganado de los ocho disputados es un bagaje que ni el más pesimista de los seguidores podía haber pensado cuando se inició la Liga, en la que, no se olvide, todavía el Deportivo es el principal favorito a pesar de todo lo dicho.
Y no seríamos sinceros con nosotros mismos y con los lectores si no expresásemos nuestra preocupación en caso de que la marcha deportiva no se encauce por el camino que dicta la lógica. Ya es llamativo a estas alturas que el equipo coruñés ocupe una plaza de descenso pero sería todavía más preocupante que la mala racha de resultados pudiese alargarse un poco más, con el consiguiente riesgo de supervivencia, al que hacemos alusión en esta columna de vez en cuando porque no nos parece que el panorama esté lo suficientemente despejado.