Despedida del patrón
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Con la temporada prácticamente liquidada tras conseguir el anhelado ascenso, sólo le queda al Dépor rematar la faena frente al Real Unión, partido que se presume como una merecida fiesta para el graderío, y solventar un compromiso de dudoso interés contra el Castellón para dirimir qué equipo es el vencedor absoluto de la categoría.


Así las cosas, conviene desviar la mirada para fijarla en la despedida de uno de los futbolistas más grandes que ha dado el futbol alemán: Toni Kroos. Hace diez años el Bayern de Múnich, su equipo en aquel momento, rechazó renovarlo por el dinero que pedía. Creían -a pesar de los esfuerzos de Guardiola para retenerlo en el club bávaro-, que no se trataba de un jugador de primer orden mundial para aceptar sus condiciones. Los acontecimientos posteriores demostraron la mala decisión de los dirigentes del cuadro muniqués.


Si en el Bayern su posición se acercaba más al área rival, cuando llega al Real Madrid asume el papel de medio centro con vocación de organizador. Su evolución en el conjunto blanco lo llevó a convertirse en esa figura capaz de distribuir con buen criterio el balón, ese al que los argentinos llaman ‘volante’. En ese puesto mostró su maestría como el gran arquitecto del juego madridista. Por sus botas pasaban todos los balones. Era quien marcaba el ritmo, aceleraba o pausaba el juego según las circunstancias, cambiaba el juego con certeros pases largos, se ofrecía para dar fluidez al equipo, asistía a los delanteros y tenía un tiro a puerta desde fuera del área que sacó de más de un apuro al equipo.


Asentarse en ese puesto en un club grande requiere calidad, talento, visión de juego, experiencia y la confianza de todos sus entrenadores. Quizás por esa razón es difícil pensar en un jugador que reúna todas esas características para suplirlo con rapidez. Tengo la creencia que el futuro más inmediato del Real Madrid pasa por modificar su esquema de juego. Jugadores como Kroos no se replican en dos años. Se va el alemán cuando está en el cénit de su carrera, después de convertirse en la referencia más visible de su equipo en el campo y tras decidir su vuelta a la selección nacional para despedirse a lo grande. Hace pocos días comentaba Ancelotti que, si el alemán es capaz de terminar el año levantando la Champions y la Eurocopa, no sería descabellado imaginarlo como un firme candidato al Balón de Oro.


No es habitual toparse con un deportista de élite con la personalidad de Toni Kroos. Con 34 años ha tenido la posibilidad de decidir si continuar en uno de los mejores clubes del mundo o aceptar una oferta millonaria para cerrar su carrera en algún campeonato menos exigente. Finalmente ha optado por poner punto y final a su trayectoria en su mejor momento. Una decisión que habla de un futbolista que sabe decir adiós con discreción, agradecido a sus compañeros, entrenadores y clubes y, sobre todo, con la personalidad irse cuando él (y sólo él) decide que quiere dejar el fútbol.


@pgarcia_ramos

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